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Poemas diversos
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Velarde 
Óscar Pérez Garviso

Año tras año

 

Yo no puedo decir que no me dueles,

yo no puedo decir que no te extraño,

pero no puedo más cargar el daño

del juego al que egoísta jugar sueles.

 

Tú juegas a escapar cual mil peleles

que siempre están buscando otro peldaño,

que dejan un disfraz en cada escaño,

que actúan el mejor de los papeles.

 

Qué día te verás sin que te vueles

de ti, de tu verdad, del triste engaño

de en todo ir por delante con lebreles.

 

No ser, eso eres tú, y en tal me empaño

de amarte aún tras ver cómo demueles

tu propia eternidad año tras año.

 

13 11 11

 

 

 

Amor

 

Sólo cierro mis ojos para verte,
sólo digo tu nombre para hablarte,
y al llorar yo me río, que a olvidarte
no me enseñan tu adiós ni el no tenerte.

 
Amor, sigues en mi y en mi entenderte,
y en mi espera de un día para hallarte,
no tengo más excusa al yo buscarte
que el que sepas quién soy para quererte.

 
Tú dices que es mi error, que no soy fuerte,
que nada queda aquí para encontrarte,
que todo sucedió sin otra suerte.

Mas te juro que yo sólo sé amarte
y una cosa de ti no he de creerte
y es que esperes mi huir y mi dejarte.

 

11 11 11

 

 

Perdido en la dolencia

 

Sobre la cuerda floja, sobre el filo
de tu olvido, tu adiós y de tu ausencia,
me paro, me equilibro, me doy ciencia
para al fin subsistir ya sin tu asilo.
 
Pero tiemblo, resbalo, ya vacilo
entre amar o evitar la inteligencia
de que no hay más aquí de tu presencia,
salvo el dolor que muelo y que vigilo.
 
Difícil aceptar que en ti jubilo,
ya no mirar tu voz ni ver tu audiencia,
que todo ya es pesar lo que perfilo.
 
Quizás hablar me libre en la inclemencia,
pido perdón por este triste estilo,
no puedo más, perdido en la dolencia.

 

11 11 11

 

 

 

De un vano empeño

 

En verdad, esperanza, te comprendo,

qué más pedir de ti si nada diste,

si lo que hay que entender es cómo huiste

sin ni siquiera estar cuando me ofrendo.

 

O sea nunca fue, y no me sorprendo,

lo tuyo es sólo un plan que a solas viste

de estar para no estar, cual ya viviste

un medio centenar de años durmiendo.

 

Por eso las tardanzas e ir bebiendo

son todo lo que queda en tu hora triste

para no ir más allá de un ir muriendo.

 

Sabiéndolo mi amor dijo resiste,

pero es vano el valor de ir persiguiendo

lo que nunca serás pues nunca fuiste.

 

13 11 11

 

 

 

Del corazón de jaguar

 

“Si vivir con tristeza y con despecho
confronta en el espejo mi dilema,
la mártir ilusión de mi poema
se rinde ante la gloria de tu lecho.”

Corazón de jaguar

(A una sola voz)

 

 

Si vivir con tristeza y con despecho
confronta en el espejo mi dilema,
la mártir ilusión de mi poema
se rinde ante la gloria de tu acecho.

 

Nunca más volveré a tu triste lecho,

ni a tu condenación ni a tu anatema,

que te extrañe no cambia la diadema

que se lleva el turbión en su desecho.

 

Búscala tú, si quieres, yo el derecho

que tuve lo jugué en tu estratagema,

pero perdí y lo asumo satisfecho.

 

Todo lo di, la paz es hoy mi gema,

no hay guerra ni dolor más que en el trecho

que va de mi al olvido que te quema.

 

13 11 11

 

 

 

La sensación del olvido

 

Algo me duele, Dios, y sé que duele

por la forma en que en me entra en los pulmones,

por las sombras que llenan mis cajones,

por la fe que me exige que yo vele.

 

Y quiero que no duela, pero suele

la vida suceder sin mis patrones,

sin más que obedecer a las visiones

que obligan al amor que nos desvele.

 

No quiero así vivir, pero me impele

la fuerza superior de mis ficciones,

el sueño que no fue más que un pelele.

 

Lo digo sin rencor, quiero esos dones

del que nada sintió, por más que vuele

todo mi amor por ella y sus traiciones.

 

13 11 11

 

 

 

El canto de las lágrimas

 

Me interrogan las lágrimas que lloro,
por qué y por qué se dicen mientras ruedan,
por qué -ruegan los ojos- no se quedan
en vez de sin más ir cayendo a coro.
 
Misterios del Señor, no hay más tesoro
que verlo sollozar mientras se enredan
sus lágrimas al río en que procedan
sus ímpetus a echarlas como al oro.
 
Allá un charco es el mar y no hay decoro,
el hombre se estremece sin que puedan
sus lágrimas hallar mejor meteoro.
 
Ya basta, me diré, dicha me vedan,
mas no voy a llorar por lo que adoro
y ustedes a callar y retrocedan.

 

13 11 11

 

 

 

La costura
 
No me pueden tus piernas dar el paso,
tu boca tal vez sí, las alas de tu ojo,
allí donde el histrión vence al cobarde
y muerde el lacrimal el lago por no hundirse.
Si no quieres llorar, si no permiten
tu orgullo y tu obsesión tender el puente,
entiende que son mías esas huellas en tu pecho,
entiende que en redondo te escapas de mis labios.
 

13 11 11

 

 

 

No más dolores

 

Demasiado he llorado, mis señores,
qué lágrimas son estas que no acaban,
qué sangre queda ya que no desclavan
mi Cristo de esta cruz de salteadores.
 
Es casi una costumbre de estertores,
volcán y río de horas que no acaban,
diluvios de las noches que faltaban,
océanos de témpanos y horrores. 
 
No quiero más llorar, yo quiero amores
y no morirme en lagos que me entraban,
ni en playas de una pena sin colores.
 
Mi llanto secar ya y en donde anclaban
los hilos del dolor sembrar fervores
y un cielo en que entren ya los que no entraban.


10 11 11

 

 

En la neblina

 

Sonámbulo en el queso y las tostadas,
famélico en la calle y la rutina,
fantasma en el deber y la cocina,
endeble en el dolor y las quijadas.
 
Contemplo sin pasión las alboradas,
la risa de los niños, la vecina,
la noche que hace brindis en la esquina,
la forma de tu adiós en las almohadas.
 
Y entiendo que no soy sin tus miradas
que el no vivir contigo me asesina,
que el mundo se quedó sin ensenadas.
 
Naufragio pues yo soy en la neblina,
mi cuerpo ya rodó por las quebradas
y mi alma es sólo un mar que no camina.

 

11 11 11

 

 

 

Acta de bautismo por Gonzalo Rojas

 

Es Rojas, es Gonzalo, es, no es, apenas
aprieta sus palabras contra el eterno abismo,
augura sin misterio la muerte ya rodeada,
por tanto convertida en prodigio de otra vida,
y canta cuando calla, porque si al revés callara
cuanto cantó sería un misil sin nomeolvides
o un rostro derretido en la vela que lo alumbra
o un huérfano que se alza tras el padre al que asesina.
Es rojo, es ya González, o Pérez o pereza,
o todos viejos libros que dejan la crisálida
para volverse barcos y limones y volcanes
o un simple orgasmo exento de putas y poesía.
Es par la noche en ellos, su sábana extendida
desde un pubis natal a un deudo sin sonrisa,
se trata una vez más del juego simplemente
entre parto-cuchilla y sepulcro-cortadura,
entre beso-reloj y nada-en-los-humanos.
Por eso no murió, porque en la choza un niño
se sirve una galleta creyendo que es el cielo.

 

13 11 11
 

Escrito en la arena

La poesía no fue solo poesía,
fue una bandera que cubrió al patriota,
fue una trompeta que acusó al idiota,
fue un plato tibio frente al hambre fría
 
Fue beso, grúa, escala, profecía
y un grito ante el delito y la derrota
y un rictus de dolor ante la gota

final del que murió por su porfía.

 

Y así será en el sol de cada día,

entre obreros y sabios, en la ignota

nación que fundará nuestra alegría.

 

Así lo escribe siempre esa gaviota

en la arena eternal de la mar mía,

desde donde hasta ti voló su nota.

 

30 10 11

 

No estás solo

No estás solo, te tienes a ti mismo,
sé que las cosas no son lo que esperabas,
sé que perdiste la flor que más amabas
y que otras flores te hablaron con cinismo.
 
Déjalas ir, no es tuyo su egoísmo,
tuya es la luz, la tierra que anhelabas
vive por ti y está donde buscabas,
quiero decir en tu alma y no en tu abismo.
 
Vuelve a buscar, prosigue en tu estoicismo

tras esa isla feliz que ya rodeabas

y que miraste hundirse en su espejismo.

 

No estás solo, contigo vas y lavas

tu herida en un dolor cuyo bautismo

es tu amor en que nunca ya te acabas.

 

30 10 11

 

Prometido en la luna

 
Yo soy más de la luna que del cielo,
al menos ella nunca se somete
ni a edén ni a redención ni a más cohete
que el que a su arena apueste su consuelo.
 
Ni dios ni eternidad hay en su suelo,

apenas un cristal con que arremete

en noches de dolor contra el que mete

su propia soledad en su pañuelo.

 

La luna es mi nación, es mi desvelo,

por ella creo en ti y en el banquete

que en su piel nos sirvió tibia y en celo.

 

En ella te encontré y ella sujete

su firme voluntad a nuestro anhelo

de la luna de miel que nos promete.

 

31 10 11

 

Compañeras en vuelo

 

Una tras otra traen su desvelo,
vienen las mujeres que he conocido,

desde mi madre que dejó este nido
no sin dejar en mi trazos del cielo.
 
Desde la colegiala que hoy revelo
haber amado sin haber sabido

hasta la hermosa que en mi orgullo ha sido

madre de aquel hijo y su consuelo.

 

Desde la extraña que a brazo partido

luchó, sangró, se hizo voz de su anhelo

y sin esperar nada se ha dormido.

 

Todas ya vienen, siembran este suelo,

yo les brindo mi abrazo conmovido

y con ellas me marcho alzando el vuelo.

 

31 10 11

 

Visión del olvidado

 

Me quedaré dormido en todas partes,
me dejarán de lado bajo un puente,
ninguno me verá entre tanta gente,
lo mismo será un sábado que un martes.
 
Que me gustaba el mar, que supe de artes,
que perdí la paciencia y hasta un diente,
ninguno lo sabrá, pues iré ausente
por las calles del tiempo y sus descartes.
 
Y es que seré cual sol del que te apartes,
por íntimo, por simple, por doliente
por no tocarme a mí lo que repartes.
 
El pobre yo seré, el indiferente,
con quien tantas migajas tú compartes
que sin verme te irás sencillamente.

 

31 10 11

 

Tras el encuentro

 ¿Podremos detener la madrugada,

digo, evitar que el sol nos destituya,

que alzada el alba cada uno huya

y aquí de la visión no quede nada?

 

¿Podremos recorrer ya en la jornada

el tibio beso y la pasión que arrulla,

la simple entrega en la que se construya

no un día, sino un tiempo en llamarada?

 

Por ello espero y voy por la ensenada

en que en dos cuerpos y almas ya confluya

la espuma que creció en la marejada.

 

Y entonces descansar  sin que concluya

la entrega que probó tras la alborada

que la proeza es nuestra, es mía, es tuya.

 

31 10 11

 

La soledad revisitada

 

Ésta es la soledad, se las presento,

habita en mí y en todos, pero calla,

dice que se cansó de la batalla,

pero en sueños aún ve que hay un sustento.

 

Ésta es su habitación, tomen asiento,

esa cama es la suya y su muralla,

allí verán su espejo y la medalla

que por premio ganó del sufrimiento.

 

Parece que no está, pero, si el viento

oyen con atención, verán que se halla

entre nosotros ya y sin más contento.

 

Quizá quieren salir o que se vaya,

yo sólo quise hablar por un momento

de esta vecina vieja y su atalaya.

 

03 11 11

 

 

La soledad en que no somos

 

La soledad tiene ese gesto extraño:
de pretender curarse sin los otros,

rodearse de nosotros sin nosotros,
sin ver que adentro, adentro carga el daño.
 
La soledad se cae del peldaño
como en una estampida de mil potros,

como quien ve partir sus enquillotros

y se amarra al recuerdo y al regaño.

 

No nos deja vivir, pone en su escaño

la espada que no tiene desempotros,

pues se funde al latir del desengaño.

 

Y mata y así muere sin estotros,

que somos esos mismos que en su apaño

morimos de dolor en sus empotros.

 

02 11 11

 

 

Medio  a medio

 

Quizás medio triste y medio contento,

medio muerto de amor, medio vacío,

quizás ya medio loco por el frío

que medio me derrumba medio cruento.

 

Quizá es que medio a medio el sentimiento

medio solo quedó, medio sombrío,

quizá es que medios faltan del desvío,

cuando medio colchón lo muerde el viento.

 

Medio perdido estoy, medio sangriento,

media mitad le falta al amor mío,

medio me dijo adiós y medio es cuento.

 

Todo es medio vivir desde aquel lío,

perdonen si les dejo medio invento,

medio llorar quisiera, mas me río.

 

03 11 11

 

 

Al despertar

 
Primero escribo para dar las gracias
por la belleza de habernos hablado,
libre me siento, feliz y colmado
de nueva fuerza y nuevas eficacias.
 
Si fuera todo, si en las acrobacias
de idas y vueltas, hasta aquí has llegado,
te digo, hermosa, gracias por lo hallado,
no me esperaba tan dulces audacias.

Luego y, si quieres, sin más suspicacias,
yo te propongo un tiempo renovado
de hallazgos mutuos y otras perspicacias.
 
Yo estoy dispuesto, cuenta con mi agrado,
que en mundos grises, llenos de falacias,
por cierto doy el sueño a dúo alzado.


03 11 11

 

 

Mirando el mar

 

Para qué será el mar, pregunta el niño
con el mar en los brazos y una ola estrangulada,
para qué las gaviotas, que parecen
un colgante en el aire con sus alas resecas.
Sigamos con el mar, para qué sirve,
si es apenas la gris alfombra del desecho,
miren bajo él, verán los muertos del tirano
y las heces y el petróleo y otros huesos,
los del pollo del domingo y de cada flor suicida.

Tiene un misterio, dicen, pero Colón se fue de lengua

y desde entonces cambiamos nuestros tesoros por palabras:

conquistas, dictaduras, subempleo, lentejuelas, basta ya.

Aun así nos llama, nos pide con paciencia

que repitamos su canto de memoria en las aceras,

que cuidemos los peces que tierra adentro fueron

y en las minas callaron, cocinados por la muerte.

Quizá tan sólo sirve para hacernos más preguntas,

con esa eternidad que adopta si atardece,

con esa frialdad al devolver el cuerpo ahogado,

con ese sin cesar vaivén de fiesta o trance.

Y aquí que somos tantos, pero que tan poco sabemos,

igual que caracolas reproducimos su concierto,

su sólido llamado de sirena hecha de espuma,

su buscar un para qué cuando en su espejo nos miramos.

 

06 11 11

 

Un sueño se levanta

 

La mejor voluntad es la del que ama,

la mejor energía es la que cura,

la mejor amistad es la que llama

al ver el beso azul que ya madura.

 

Ven, voy, vayamos sin más fama

que el sueño concebir como dulzura,

que el brazo dar al hombre y su proclama

para forjar con él la nueva altura.

 

Ayer estaba solo y hoy reclama

la misma soledad por mi bravura,

por eso es que otra vez mi fe se inflama.

 

Vayamos pues a amar y en la locura

de un mundo sin amor brote en la rama

el fruto de un dolor hecho ternura.

 

07 11 11

 

 

Arena entre los dedos

 

Arena entre los dedos,
cenizas de un amor,
yo me lavo las manos
y se barre el dolor.


Para quien lo merezca
guardé mi corazón,
te dejo lo que resta,
yo soy tres menos dos.


El otro en ti es cualquiera,
fue ayer, nunca fui yo,

y lo será mañana,

es ese tu valor,

ya sea de uno en uno,
ya sea por montón.


Si alguna vez preguntas
si alguno más te amó,
ya sabes la respuesta,
sólo que tú a mi no.


Arena entre tus miedos,
que el viento se llevó,
yo aquí sin ti me quedo,
tu fuego se apagó.

 

07 11 11

Sin más excusas

 

Ya hubo borrachos y desnudos en tu cama

y celulares y correos de algún loco,

pero volviste finalmente con quien te ama,

haya durado el devaneo mucho o poco.

 

Yo aquí te espero, con calma, sin más drama

que la ternura que en tus palabras toco,

sé que es difícil, la vida es una llama,

tú no la apagues, por tu calor invoco.

 

No más excusas, no tengo más fama

que lo vivido que en mi pecho toco,

por eso es el amor quien te reclama.

 

No dejes ir el tiempo, te convoco

de corazón al corazón que clama

al beso que ya en ti simple coloco.

 

07 11 11

 

 

No más dolores

 

Demasiado he llorado, mis señores,
qué lágrimas son estas que no acaban,
qué sangre queda ya que no desclavan
mi Cristo de esta cruz de salteadores.
 
Es casi una costumbre de estertores,
volcán y río de horas que no acaban,
diluvios de las noches que faltaban,
océanos de témpanos y horrores. 
 
No quiero más llorar, yo quiero amores
y no morirme en lagos que me entraban,
ni en playas de una pena sin colores.
 
Mi llanto secar ya y en donde anclaban
los hilos del dolor sembrar fervores
y un cielo en que entren ya los que no entraban.

 
10 11 11

 

 

Perdido en la dolencia

 

Sobre la cuerda floja, sobre el filo
de tu olvido, tu adiós y de tu ausencia,
me paro, me equilibro, me doy ciencia
para al fin subsistir ya sin tu asilo.
 
Pero tiemblo, resbalo, ya vacilo
entre amar o evitar la inteligencia
de que no hay más aquí de tu presencia,
salvo el dolor que muelo y que vigilo.
 
Difícil aceptar que en ti jubilo,
ya no mirar tu voz ni ver tu audiencia,
que todo ya es pesar lo que perfilo.
 
Quizás hablar me libre en la inclemencia,
pido perdón por este triste estilo,
no puedo más, perdido en la dolencia.

 

11 11 11

 

 

Amor

 

Sólo cierro mis ojos para verte,
sólo digo tu nombre para hablarte,
y al llorar yo me río, que a olvidarte
no me enseñan tu adiós ni el no tenerte.

 
Amor, sigues en mi y en mi entenderte,
y en mi espera de un día para hallarte,
no tengo más excusa al yo buscarte
que el que sepas quién soy para quererte.

 
Tú dices que es mi error, que no soy fuerte,
que nada queda aquí para encontrarte,
que todo sucedió sin otra suerte.

Mas te juro que yo sólo sé amarte
y una cosa de ti no he de creerte
y es que esperes mi huir y mi dejarte.

 

11 11 11

En la neblina

 

Sonámbulo en el queso y las tostadas,
famélico en la calle y la rutina,
fantasma en el deber y la cocina,
endeble en el dolor y las quijadas.
 
Contemplo sin pasión las alboradas,
la risa de los niños, la vecina,
la noche que hace brindis en la esquina,
la forma de tu adiós en las almohadas.
 
Y entiendo que no soy sin tus miradas
que el no vivir contigo me asesina,
que el mundo se quedó sin ensenadas.
 
Naufragio pues yo soy en la neblina,
mi cuerpo ya rodó por las quebradas
y mi alma es sólo un mar que no camina.

 

11 11 11


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Escritor chileno


Mi nombre es Óscar Pérez Garviso. Nací el 16 de enero de 1964, en San Felipe, quinta región de Chile, vivo en Santiago desde los 80, soy profesor y siempre la escritura me ha acompañado por todos los caminos.



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