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Poemas de la ciudad al amor
Víctor Palomo |
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Las ciudades
A Juanjo González
En cada ciudad hay una sirena enferma, viviendo de cruces blancas y anaranjadas, bajo la luz negra de los quirófanos.
Cada ciudad tiene sus propias capillas funerarias, una fábrica de ataúdes; flores pétalos de amor y de plástico, pendencias y destierros, patíbulos comisarías de circo, poetas políticamente correctos, una casa abandonada, pequeños mundos de farándula. Cada ciudad es un arco tensado: la flecha que, envenenada, vendrá a caer en la pálida batalla sobre nosotros. Cada una tiene su propio templo, —mujeres que van del confesionario a la mancebía, hombres siniestros, niños locos, madres enfermas, trabajadores del Estado. Todas.
Sobre su propia arca de la alianza ríen y celebran los mendigos: la cáscara del herpes sobre unos labios rotos. Una jeringa en el lavabo. —esa que no amaremos jamás como ella quisiera; como nadie hubiera querido querer jamás— que grita por las calles enloquecidas.
Todas las ciudades son iguales. En cada una alguien acaba de llegar; otro que acaba de marcharse. En todas alguien arde y se consume en silencio. Todas tienen un loco, un pordiosero y una puta viviendo en el traspatio de la azotea vecina. —alguno matará a otro una noche de naipes... Sin necesidad de orden ni factores, el tercero dejará de esa ciudad pensando: “Siempre es igual” “Siempre es lo mismo”.
Cada una tiene su propio laberinto un toro blanco una muchacha ciega un traidor y su asesino.
Cada ciudad es Petra, Somma, Bagdad, Nisapur, el estanque florido desde cuyo fondo canta y nos alumbra una tumba silvestre de callejones y avenidas, semáforos en ámbar.
Cada ciudad es la misma —la otra —la que no seremos nunca, su propio y amoroso fantasma; la única y primera piedra —púber y sangrienta arrojada contra los locos.
Canción del amor que no se acaba nunca
Este es el amor que no se acaba nunca fría es su sangre roja su recámara su lengua amarga.
Este es el amor que al fuego se guarda que mora que vela no reposa ni espera vigila enciende un cirio y el cirio llamea evocando una canción sencilla y lejana:
dogma es estigma ley no es justicia mujeres por dinero en tardes de canícula
Este es el amor que canta y se dispara en la boca.
Una cortapluma traza su cara un espejo humea su sombra una brasa los ojos los brazos un ancla cerrado el corazón como una roca este es el amor que no tiene nada que nada pide no solicita ni aboga amor que calla y no otorga va con el cabello lleno de pájaros y la garganta de hojas no tiene patria no va a ninguna parte:
este es el amor que no se acaba nunca.
Si dos se amanSi dos se aman dicha y espanto en una sola gota de mercurio.
Si dos se aman el amor es una lámpara en la boca el aire humo de un disparo de plata el mar se huella en los ojos y está cada vez más cerca no tiene corrientes: una tormenta será la revelación de ese mar sin orillas la señal para que los ojos de uno se abran como un faro que ilumina el cuerpo del otro que será por amor una barca una muralla levantada sobre el mundo.
Si dos se aman al centro de la mesa en que comiesen gravitará una manzana giratoria parecerá que se ha perdido todo y no tendrá importancia porque se pierde todo y no importa.
El que ama gana y está perdido el que ama pierde y no importa: hollado sobre la tierra atravesará los campos los desiertos abriéndolos una llaga.
Si dos se aman uno muere y es devorado por el otro uno mata y el otro se deja matar y el que mata mata también por el otro:
un cuerpo hollado es el santuario de quien ama un cuerpo hollado es la caja de cenizas de quien ha amado.
Bill Gates: love song
Demasiados dólares para un solo michael jordan demasiado humo tabaco marcas de ropa boutiques de moda creadores de modé aspirantes alcantarillas genocidas demasiados culpables para un solo crimen demasiados inocentes para tanta mierda demasiadas pocas caricias demasiadas pocas demasiadas pocas para tanta gente demasiado es poco decir cuando se habla de la máscara del dinero que colgó a judas de un árbol que arde en silencio demasiado silencio oficinas cárceles parques congresos contra el sida revoluciones por la paz sitios en la red demasiada gente monedas adorno hospitales carreteras fin de siglo metáforas calles semáforos esquinas donde el pan y la sangre trafican con el culo del mundo sangre sangre sangre demasiada sangre y plástico de películas plástico de botellas plástico de senos y caderas palabrería de amor sin fruto de plástico demasiada...
Un buen día, todo esto, acabará con todo. |
Escritor mexicano Víctor Palomo Saltillo, Coahuila, México, 1969 Editor. Ha colaborado en distintas revistas y suplementos culturales del país. Tiene el libro de poemas Cartas de amor a la señorita Frankenstein (1999). Director editorial de la revista La Linterna Mágica.
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