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Marcial Hernández: El Zulia entre la noche relampaguea

María Cristina Solaeche Galera

 

Poema de poemas, pergamino de espuma

en donde Dios escribe en tornasol

y en donde el bardo vierte la gama de su pluma

en este Canto escrito con la sangre del Sol.

Rafael Yepes Trujillo

      Marcial Hernández Áñez, nace en Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela, el 31 de marzo de 1874. Son sus padres Don Pedro Manuel Hernández y Doña Abigail Áñez de Hernández, y es el segundo varón de su familia. Muere en la misma ciudad el 29 de enero de 1921 con apenas 46 años; momentos antes había pronunciado un vibrante discurso en la plaza de Santa Ana con motivo de la fecha centenaria de la Declaración de Independencia de la Provincia de Maracaibo, hoy Estado Zulia. Estudia La Secundaria en el Colegio Federal de Maracaibo, y obtiene el título de bachiller en filosofía y letras el 7 de agosto de 1890. Doctor en Ciencias Médicas, profesor universitario, narrador, poeta, ensayista, cronista y orador.

      Al poco tiempo de graduarse de médico el 21 de diciembre de 1897, es nombrado Vicerrector Académico de la Universidad del Zulia, a partir del 19 de octubre de 1898 a 1890, y funda al lado de Francisco Eugenio Bustamante el periódico La Universidad del Zulia. Funda y dicta las cátedras de Antropología e Historia de la Medicina en L.U.Z.

      Sin embargo apenas ejerció como médico entregándose de lleno a dictar cátedra, en el periodismo y en la literatura.

      Fue Subdirector del Colegio Federal de Varones, posteriormente del Liceo Baralt, desde 1907 hasta 1917; desempeñándose también como profesor de taquigrafía en la escuela de Comercio de Maracaibo e Inspector de las Escuelas Primarias. Jefe de la Sección Política y Secretario General del Estado Zulia, desde el 28 de noviembre de 1914 hasta el 20 de febrero de 1915; Secretario interino de Gobierno, del 28 de junio al 7 de julio de 1919. Secretario General encargado del 22 al 29 de enero de 1921. Diputado a la Asamblea Legislativa, Presidente del Concejo Municipal del Distrito Maracaibo y Representante al Congreso Médico en el Zulia como orador de orden.

      En 1907 escribe los cuentos Curiosidades y los publica en la Imprenta Comercial; en 1914 escribe Sinopsis de Historia de Venezuela texto de carácter pedagógico editado por los Hermanos Belloso Rossell; en teatro, el sainete Los Petardistas o el Anarquismo en Ciernes, El Mago del Catatumbo y Pasos de Comedia, en 1914 y 1918; La Limosna del Poeta en 1918 que es una comedia y ese mismo año, la también comedia, La Mancha de Tinta; en 1920 El Cuento de la Salud (Tesis de Higiene y Discursos) en 1921. Director y redactor de El Centinela en 1891, al lado del insigne poeta Udón Pérez; El Teatro en 1893, donde se dedica a la inserción de piezas y comentarios teatrales; La Universidad del Zulia, ya mencionado, en 1898; en el diario vespertino El Ciudadano en 1902 con la colaboración de Víctor Raúl Sandoval y editado en Maracaibo, que contiene temas sobre política, filosofía, historia, jurisprudencia etcétera; la revista literaria órgano del Centro Literario del Zulia, Prosa i Verso en 1908 al lado de Udón Pérez, José María Rivas, Octavio Hernández, Enrique Vilchez y Juan Fuenmayor, entre otros.

      Posteriormente ingresaron Elías Sánchez Rubio, Jorge Schmidke, Rafael Yepes Serrano, Ignacio Martínez, Olinto Bohórquez, Juan Besson, Aniceto Serrano, Aurelio Beroes, Aniceto Ramírez, Moisés Argencot y Víctor Raúl Sandoval y se localiza en la sala Tulio Febres Cordero en el Estado Mérida; redactor en El 19 de Abril 1910 que se publicó ocasionalmente con motivo de la efeméride histórica; y columnista del diario Panorama en 1914, diario que según afirma el médico e historiador apureño Ricardo Archila le debe su nombre a partir del 1º de diciembre de 1914.

      En literatura como escritor destaca como prosista con un gran dominio del idioma español. Es sobrio en su estilo como cuentista de profundo impacto psicológico en sus cuentos, y es cronista del anecdotario del quehacer cotidiano del maracaibero. Es muy digno de recordar también, parte del discurso que pronunció en el II Congreso Venezolano de Medicina celebrado en Maracaibo del 8 al 23 de enero de 1917, cuando dijo: “Las insignias pueden marchitarse, i las campanas enmudecer, i extinguirse los fuegos del ara pero ni aun el ímpetu de los huracanes puede apagar el simbólico Faro del Catatumbo. El Zulia entre la noche relampaguea. Estas frases guardan el manifiesto del cierre de la Universidad del Zulia en 1904 por Cipriano Castro.

      Su palabra de orador era vibrante y fecunda, sus ideas caían en los conglomerados con el valor de hermosas pedrerías.

      Al año siguiente de su muerte, en 1922, se coloca una lápida de mármol en el frontal del edificio de la sede de la antigua Universidad del Zulia en la calle Ciencias, con un relieve de su efigie y un fragmento de este famoso discurso. Este edificio universitario, también cayó bajo la picota transformándose en un árido estacionamiento.

      Escribe algunas pequeñas obras de teatro de contenido moralista, es ensayista histórico y crítico literario con Frutos Naturales y Lira Triste de Udón Pérez. Vamos a revisar con esmero en este ensayo su quehacer poético; es un poeta que se mueve entre el parnasianismo de origen francés y el modernismo hispanoamericano, combina en métrica versos de diferentes sílabas, así como las rimas consonantes y a veces asonantes. El ambiente está saturado del positivismo y la teoría evolucionista de Darwin, estas ideas lo impulsan a seguir sus influencias y las de su mentor, el doctor Bustamante:

De noche, cuando la tierra

está en silencio profundo,

se oye por el Nuevo Mundo

extraño rumor de guerra.

Y es que en el bosque y llano y sierra,

con misteriosos clamores,

al son de los tambores

y del clarín que retumba,

se incorporan de la tumba

los muertos libertadores

 

      Su poesía reúne manifestaciones literarias de carácter narrativo que cuentan las hazañas de héroes o heroínas con la Historia Nacional como mudo testigo. Marcial Hernández utiliza las gestas heroicas de su patria en un orden cronológico, con movimiento regular y dotados sus versos de gran fuerza:

Arrastrando una cadena,

el Mártir de la Carraca

en las tinieblas destaca

su encanecida melena.

Lleva en la frente serena

el palor mate del cirio,

la honda huella del delirio

y las fases de su historia:

en extraño suelo, gloria;

en suelo propio, martirio

 

      A nivel del estilo utilizado, el formulismo de su poesía épica no pretende mostrarse original o que se reitere en la exposición de la obra, sino que en su estilo, las formas utilizadas para su composición pretenden desde el principio, marcar la expresión que hiciera ver a los oyentes, a los espectadores, que están escuchando un poema de corte épico y no otro tipo de poema:

Va Páez en su bridón,

y detrás centauros fieros,

ciento cincuenta guerreros

de yatagán y lanzón.

El fantástico escuadrón

huye como si volara,

mas de súbito se para

en las Queseras del Medio,

y un grito de predio en predio

repercute: ¡Vuelvan caras! Va la sombra de Urdaneta

por los ámbitos errante;

ya en fracaso, ya triunfante;

siempre a los tiranos reta;

el ojo puesto en la meta,

no el caso adverso le apura,

que a empeños de su bravura,

en él realiza portentos

guardando los elementos

de su victoria futura. AA

 

      En materia religiosa fue totalmente indiferente a secta alguna, guardando el bisturí y empuñando la pluma:

Bolívar al Chimborazo

la augusta planta endereza;

porta un nimbo en la cabeza

y un iris revuelto al brazo.

Tendidas sobre el regazo

del mar, contempla las dos

Américas; mira en pos

a la altura, y frente a frente,

 cual Moisés en el ardiente

 

      ¡Sinaí, charla con Dios! Obtiene un accésit en el certamen del Himno del Zulia en 1909; también otro accésit en el certamen del Centro Literario de Coro el año 1910, con el poema Bolívar en el Aventino.

      Su Romancero Venezolano consta de veinticuatro romances y su poema indiano en cinco cantos con un total de 1.500 versos, su patriótico poema Los Campos escrito en 1919, es una joya de la literatura latinoamericana.

      Años después de su muerte, Jesús Enrique Lossada, en 1936 a través del Concejo Municipal de Maracaibo ordena la edición de gran parte de su cosecha poética en Violante, sus cuentos en Sueño de un Mediodía, donde se compaginan sus mejores cuentos de gran captación del ambiente venezolano y, sus ensayos y obras en prosa en Temas de Clío. Todas ellas reeditadas de nuevo por la Universidad del Zulia con motivo del centenario de su natalicio en el 31 de marzo de 1974, y se devela su retrato en la Facultad de Humanidades y Educación con un discurso a cargo del doctor Hercolino Adrianza Álvarez.

      En la Academia de Historia del Estado Zulia, ha trascendido que desde hace varios años su Miembro de Número y Expresidente, el doctor Vinicio Nava Urribarrí ha insistido en que los restos del doctor Marcial Hernández Áñez, reposen en el Panteón Regional del Estado Zulia; petición aún desatendida.

 


Resumen Bibliográfico: Extractos del poema Evocación de Cien de las Mejores Poesías Zulianas. Imprenta del Estado. Maracaibo.1954.

 


Escritora venezolana


María Cristina Solaeche Galera


Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela


 


Aquí encontrará ensayos dedicados a Alberto Bermúdez de Belloso, Carlos Rodríguez Ferrara, Luis Enrique Mármol, Enriqueta Arvelo Larriba, Ismael Urdaneta, Lydda Franco Farías, Emiliano Hernández, Vinicio Nava Ulibarri, Ada Pérez Guevara, Elías David Curiel, Genoveva de Castro, Carlos Borges, Rosa Virginia Martínez, José Tadeo Arreaza Calatrava, Edna Medina Patrick, Atilio Storey Richardson, Lucila Velásquez, Elizabeth Shön, Marcial Hernández, Ida Gramcko.

 


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