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María Cristina Solaeche Galera |
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Ya no turba el reposo de los hatos madrugador lucero; ni despiertan el eco adormecido el amante reclamo del bramido a la par de la copla del vaquero. Francisco Lazo Martí
Alberto Arvelo Torrealba, poeta llanero, abogado, ensayista y educador, nace en Barinas, el 4 de septiembre de 1905, rodeado de una familia de poetas, su madre la poetisa Atilia Torrealba, sus tíos paternos Alfredo Arvelo Larriva y Enriqueta Arvelo Larriva esclarecidos poetas venezolanos. Sus estudios básicos los realiza en su ciudad natal Barinas, y se traslada a Caracas para estudiar la secundaria, donde se gradúa de bachiller. Apenas terminada la secundaria, ya conoce la cárcel de “Las Tres Torres” de Barquisimeto, por participar en el levantamiento armado contra el célebre caudillo andino, el General José Rafael Gabaldón. Cursa estudios de Abogacía en la Universidad Central de Venezuela, recibiendo el título de abogado y posteriormente el de Doctor en Ciencias Políticas en 1935.
Entre 1935 y 1936, se dedica a la docencia, en la enseñanza del Castellano y la Literatura en colegios y liceos de la zona metropolitana y de Barquisimeto, entre estos: el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, Los Dos Caminos, Sucre, los Institutos Pedagógico San Pablo y San Agustín, y en los liceos Andrés Bello y Fermín Toro, de Caracas; en Barquisimeto, en el colegio Lisandro Alvarado. En 1936 ejerce el cargo de Inspector en Educación Secundaria en el Distrito Federal y de Primaria en los Estados Barinas y Apure. Es designado Secretario de Gobierno del estado Portuguesa en 1937 y Presidente del Consejo Técnico de Educación en 1940. Desde 1941 hasta 1944 desempeña el cargo de Gobernador del Estado Barinas. En 1948 es nombrado Miembro de la Corte de Apelación. A partir de 1951 hasta 1952, es Embajador Extraordinario de Venezuela en Bolivia y durante el año 1952, Embajador de Venezuela en Italia. Ejerce también de Consejero de la Embajada venezolana en Francia. Posteriormente es Ministro de Agricultura y Cría desde 1953 hasta 1955. Una vez retirado de la política se dedica de lleno a la vocación que colmaba su espíritu, la literaria. En 1965 publica un estudio sobre el poeta criollista del Estado Guárico Francisco Lazo Martí. En 1966 obtiene el premio Nacional de Literatura, Mención Prosa, por su ensayo: Lazo Martí: vigencia en lejanía. El 31 de mayo de 1968 se incorpora como Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua. En 1969 traduce del italiano al poeta egipcio de padres italianos, Giuseppe Ungaretti. Son sus obras literarias: las primeras Música para cuatro (1928) y Poemario extraviado en la cárcel (1928) entre románticos y modernistas, es a partir de Cantas (1933) su realización, Glosas al cancionero (1940), Caminos que andan (1951), Florentino y el Diablo (1957), Lazo Martí: vigencia y lejanía (1965), Obra Poética (1967). Los dos primeros corresponden a sus veintidós y veintitrés años. En verso endecasílabo y forma de sonetos. En el presente ensayo analizaremos sus CANTAS, poemario escrito en 1933 y lo titularemos apropiándonos de sus dos primeros versos: Alberto Arvelo Torrealba
“Cantas”: EL HORIZONTE y yo vamos solos por la llana tierra. Podemos considerarlo como perteneciente al Criollismo (en la prosa) o al Nativismo (en la poesía). De raíz netamente popular, busca el vocablo claro y directo, que hace surgir inmediatamente el sentimiento, entretejiendo verso a verso. Los adjetivos son ricos en resonancias y cualquier analogía que se presenta no resta en absoluto pujanza al poema:
El quemado está de luto como una flor de cuaresma porque las brisas jugaron un carnaval de candela.
Yo anduve con suerte triste, me la puso triste el Llano: entre mi vida y tus ojos las llanuras de San Carlos.
Un carnaval de candela. El viento le hecho a la tarde papelillos de hojas negras. 1
Toda su obra poética y por lo tanto, el poemario Cantas, refleja especialmente la tradición, costumbres y paisaje de la región venezolana de los llanos y la vida del llanero. Es un poeta de la tierra y el más notable de los cultos del nuevo nativismo venezolano (…), mantiene una maestría indiscutible en la recreación de una temática propia de nuestros llanos, dándole categoría estética a la copla, a la décima y al romance criollo y rescatando fecundos motivos de nuestro folklore para la función culta de la poesía. José Ramón Medina
El crepúsculo viajero se terció su manta gris. Ayes de tierras ardidas plañe lejano el paujil.
El caño labra la orilla, la quema los pajonales, y yo labrándome en quiero, yo, mudo, sin ti, labrándome.
Plañe lejano el paujil. Hilos de chusmitas lloran sueños de Lazo Martí. 2
En nuestro poeta-cantor señero, es su verso un sentimiento para compartir, compone sus Cantas en dos cuartetas y una tercera estrofa de tres versos donde el primer verso empalma con el último o el segundo verso de la primera estrofa, sonando como reiteración del canto; sin rimas ( a excepción de la nombrada) asonante ni consonante, lo que solemos llamar rima blanca o libre, sus imágenes y metáforas construidas mediante elementos recogidos del entorno llanero, su naturaleza y la de sus habitantes, sin elucubraciones, sin ajenuras, en una ascendencia jonda que entresaca su fuerte sentir sabanero:
Oros de paja marchita sobre lo lejos se azulan. En la copa de una palma el chiriguare me anuncia. Aquí, estuvo el hato, padre, que nos dio sombra otro tiempo: en este alambre caído se me enredaron los sueños. El chiriguare me anuncia. En la copa del recuerdo grita la nostalgia, muda. 3 Hace uso del ritmo del verso octosílabo (ocho sílabas métricas o fonéticas) del Arte Menor, que guarda tantas querencias con el Castellano y tan suave y fácilmente se adapta al oído del hispanohablante, donde el acento en la penúltima sílaba determina el carácter llano del verso:
La tarde como con pena se puso un traje cenizo Para una solita ausencia tres veces nos despedimos.
Me alcanzó la noche oscura en los esteros de abajo y de puro oír tu nombre lo aprendieron los yaguasos
Tres veces nos despedimos: por un espigal de adioses me voy podando suspiros. 4
Su poética es de un contenido netamente existencial, reflexivo, y de una universal vocación intensamente humana. Su expresión estética muy rica en su elaboración con las más variadas imágenes, no siempre típicamente populares, contiene poemas de hermosísima factura. Canta al paisaje llanero, el hombre de los llanos, su flora y su fauna llanera, en sus Cantas es exclusivo el ambiente llanero: En las cantas fugitivas dicha y afán se me quedan: las labro a punta de gozo las pulo a filo de pena.
Me dio lástima el pajal ¿qué hace con tanto rocío sin una gota de verde para su luto amarillo?
Dicha y afán se me quedan: yo mire en el lagunazo el nubarrón y la estrella. 5
Los poemas de Alberto Arvelo Torrealba a fuer de sentirse populares, se difunden fácilmente en el sentir del lector, sin dejar de ser un poeta culto y genuino. En su elaboración está su esencial valoración aportada por la hipersensibilidad del autor frente a las tradiciones llaneras, alcanzando giros poéticos memorables:
El triángulo de mi choza me lo tragó el bajo inmenso. Donde el sol de soslayo caño para los recuerdos.
Cómo se amansa el rodeo cuando se estira la copla. en esta tierra la canta enlaza más que la soga.
Caño para los recuerdos. ¡Dónde me iré yo a saciar la sed azul de tu lejos! 6
La premisa nativista de la búsqueda de lo propio, lo nativo, la cumple el poeta, y para ello se enrumba por el sendero del folclore tradicional, la canta con su verso melodioso hecho para ser leído y oído, manteniéndose inmune a cualquier asomo de vanguardia y a las lazadas de lo nuevo, él se voltea hacia el pasado y busca sus raíces ibéricas en su propia tierra en una transmutación nacional:
Los arreboles temblaron su despedida en las pencas.
Partámonos el paisaje como llanero y llanera.
Me cogió la noche negra en los esteros de Arauca y me fui para tus ojos por la pica de una canta.
Como llanero y llanera. Coge el lucero y la palma, déjame el pozo y la arena. 7
Sus poemas recogen la sabiduría del llano adentro venezolano; el poeta hace suya junto con la canta, la copla y el romance, el octosílabo y la décima apegado a la estrofa para crear piezas de gusto popular:
El candil en los caneyes pinceló su rojo tímido, y salió a rumiar leyendas la punta de los corríos.
Cómo enseda el verso humilde sus hilos de pueblo y alma, cómo va de pena en pena y de guitarra en guitarra.
¡La punta de los corríos! Con la angustia de baquiana el cuatro cogió camino.8
El poeta Alberto Arvelo Torrealba, muere el 28 de marzo de 1971 en la ciudad de Caracas. EL HORIZONTE y yo vamos solos por la llana tierra: Me enlazó todos los rumbos en audacia de soga abierta. 9
Fuentes bibliográficas: Poemas extraídos de: Alberto Arvelo Torrealba. Antología Regional. Florentino y el Diablo. (1ª Versión) Cantas. Monte Ávila Editores. Biblioteca Popular el Dorado, Caracas, Venezuela.
1. Canta 3 2. Canta 12 3. Canta 8 4. Canta 10 5. Canta 23 6. Canta 22 7. Canta 36 8. Canta 4 9. Canta 1 | Escritora venezolana María Cristina Solaeche Galera Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela
Recibimos con gusto las colaboraciones de María Cristina Solaeche Galera, profesora universitaria especializada en Educación Superior y en Matemática. Desde su natal Venezuela nos muestra personajes de la poesía del Siglo XX, para ampliar nuestra visión del fenómeno literario universal.
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