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Carlos Borges Cantos del alma y del cuerpo; armonía del cielo y la tierra
María Cristina Solaeche Galera |
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donde cesa el combate de los contrarios
y no se juega más a cara o cruz
donde las cosas brillan con su propia lumbre
donde la mirada resplandece en el silencio
dominios del blanco
donde se unen el agua y el fuego sin violencia
Juan Liscano
Carlos Borges Requena, poeta, orador y
ensayista, nace el 25 de noviembre de 1867, en
Caracas, capital de Venezuela.
Los estudios de primaria los realiza en su
ciudad natal, en el Colegio Santa María.
Después de estudiar en
Al poco tiempo de graduarse, su inquieto y
apasionado espíritu le hace irse de Venezuela
buscando calma para sus humanos ardores.
Regresa al país a principios del siglo XX, se
entrega de lleno a la escritura y se rinde ante
el poder político dictatorial de Cipriano
Castro, desempeñándose como su Secretario
Privado, Castro ejercía ya
Se enamora apasionadamente de una mujer de la
que apenas se recuerda el sobrenombre de Lola, y
la que será la protagonista de la mayoría de sus
temas de encendido apasionamiento.
Tus caderas de ánfora,
redil de mis pecados
1
A partir de 1902 es colaborador de la revista
El Cojo
ilustrado. Quedando gran parte de su
producción intelectual dispersa en revistas y
periódicos de la época, donde publicaría sus
mejores poemas y ensayos.
Con la llegada de Juan Vicente Gómez, apodado
“El Bagre” o “El Benemérito”, al poder en 1908,
su nuevo destino es la cárcel por gritar “vivas”
a Castro, justamente el mismo día en que Gómez
lo depone,
mediante
un sui géneris golpe de Estado. Del
presidio sale cargado de nefastas vivencias
cuatro años después, en 1912, decidido a buscar
y reencontrarse con su amor Lola. Pero ella
fallece, y Carlos Borges se dedica esta vez
desesperadamente al alcohol. Otra vez su faceta
mística sale en su rescate y vuelve cual mansa
oveja al redil eclesiástico, abjurando
publicamente de su pasada vida “libertina” desde
el púlpito en la ciudad de Barquisimeto, ciudad
donde ejercerá de Profesor en el Seminario desde
De nuevo se enamora, y al mismo tiempo que lanza
ardorosos sermones desde el estrado de su
iglesia en Barquisimeto, sus poemas se vuelven
cada vez más sensuales. Viaja nuevamente, y se
cree que esta vez lo hace con su enamorada, una
actriz de teatro. Luego, de nuevo, por razones
desconocidas, regresa al refugio de
En 1915, un grupo de músicos decide darle una
serenata al presbítero Carlos Borges, entonan un
vals venezolano inédito aún para esos años,
compuesto para bandolín por el músico larense
Antonio Carrillo, y cuentan las crónicas, que es
el mismo Borges quien le da el nombre al que
será conocido como una pieza selecta del
repertorio musical venezolano: “Como llora una
estrella”.
La última etapa de su vida, reconciliado con el
tirano Gómez, se convierte en el Capellán de su
Ejército desde 1919 hasta su muerte. Con su
existencia a ratos licenciosa a ratos
santificante, además de pertenecer al grupo de
íntimos amigos del dictador; escribe loas de
magnanimidad como expresión de gratitud al
“Benemérito” y a
El sátrapa lo escoge para varios discursos por
su brillante oratoria, entre ellos se recuerda
el notable pronunciado en la inauguración de
No intentemos deshacer el apretado nudaje que es
la trama de la amalgama de su vida, a través de
la iglesia, del servicio eclesiástico, del
rendimiento a un tirano y de la literatura que
lo sustenta, porque seguramente, nos conduciría
a un callejón sin salida.
Murió el 21 de octubre de 1932, en la ciudad de
Maracay.
El 2 de marzo de 1953, fueron exhumados sus
restos mortales en
Cada violento cambio en su vida es acompañado a
su vez, de un violento cambio en sus escritos,
del fervor religioso salta a la pasión erótica y
de ésta de nuevo a aquél. Así, los poemas de sus
circunstancias espirituales son hermosas
jaculatorias y los amorosos
el
preludio del erotismo en la lírica venezolana.
Conoce la expulsión de
Sin embargo, es más conocido por su oratoria, se
reconocen sus cualidades de gran orador en el
púlpito y fuera de él en actos religiosos,
civiles y militares de
Es autor de uno de los poemas conocidos como
“Macabros” cuya musicalización se atribuye
posteriormente al cubano Alberto Villalón. Se
cree lo escribió en los depresivos años cerca de
1855, y es conocido con el nombre de
Boda Negra,
pero originalmente se titulaba
Boda
Macabra, que empezó a circular a partir de
1893, y sobre el que el mismo poeta escribe:
Esa lúgubre fantasía de mis dieciocho años era
un presentimiento. ¡Pobres versos!
Sin embargo, transcribimos aquí algunos
extractos de lo que con apenas salido de la
adolescencia ya escribía. Cuentan que lo escribe
basándose en unos comentarios que oye en esos
años mozos, narrados por el enterrador de la
región, y su ferviente imaginación la traslada
con su lírica al papel, en versos como estos:
Oye la historia que contóme un día
El viejo enterrador de la comarca:
-Era un amante a quien por suerte impía
Su dulce bien arrebató
Todas las noches iba al cementerio
a visitar la tumba de su hermosa;
la gente murmuraba con misterio:
<<es un muerto escapado de la fosa>>
En una noche horrenda hizo pedazos;
el mármol de la tumba abandonada,
cavó la tierra y se llevó en sus brazos
el rígido esqueleto de su amada.
2
(…)
Un único poemario publica en su vida, titulado
sencillamente
Poemario, de apenas 64 páginas, siempre en un continuo vaivén entre
el amor divino y el amor carnal, entre el altar
y el lecho. Un ser humano paradójico y
extravagante. La crítica literaria ha destacado
su oratoria, pero en desmedro, han abandonando
la mayoría de las veces al poeta.
Poesía enmarcada en el Modernismo venezolano con
uno de sus mejores representantes, el poeta
Carlos Borges,
con su paisaje interior que trasciende el adusto
moralismo, en un trasiego hacia una “elocuencia
poética” que ensancha su poder insinuante, la
belleza sensorial donde puede refugiarse, él,
quien describe sentimientos muy personales
reflejos del estado del ánimo. Escoge
cuidadosamente sus palabras produciendo hermosos
efectos de musicalidad. Recupera versos del arte
mayor escasamente utilizados, endecasílabos y
alejandrinos, en versificación regular o en
versos sueltos o blancos que se ajustan a la
métrica pero no tienen rima, estableciéndose
ésta apenas entre el verso final de la estrofa y
la rima interna, con el uso abundante de
recursos expresivos, figuras literarias,
adjetivación ornamental y palabras cultas y
sugerentes.
Una poesía que a decir de Salvador Garmendia,
nos abre la puerta del erotismo en la poesía venezolana, un erotismo
ineluctable en todos sus poemas amatorios.
Y los que oían o leían sus poemas sentíanse
estremecidos por una inexperimentada fruición,
semejante a la que produce la mezcla de lo dulce
y de lo ácido en un fruta tropical, por aquella
mezcla de pecado y de piedad, de sensual
delectación y de ardiente misticismo, que
revelaba en su autor la dualidad del poeta
pagano, enamorado de la vida, y del poeta
cristiano, con las miradas fijas en el más allá,
Antonio
Arráiz
En el templo majestuoso, claro, inmenso en el
espacio
la radiante noche teje su guirnalda de áureas
flores
que el altar del firmamento inefable aroma dan:
y se entreabren dulcemente con suavísimos
fulgores
los
luceros tembladores,
y es un lirio blanco Sirio, una rosa Aldebarán
(…)
¿O las místicas antorchas del banquete
celestial?
¿Son las luces de
esperanzas
tan queridas
que murieron en las cruces donde esplende el
ideal?
¡Oh Jesús enamorado, tierno esposo de mi alma,
no me basta ser el cirio que en las horas de
alegría, se consume en tus altares en ardiente
adoración:
en tus horas de abandono quiero hacerte
compañía,
haz
que tenga noche y día
como lámpara eucarística encendido el corazón
(…)
¡Tú me bastas, Amor mío, en el cielo del Altar!
3
Ese contraste seductor entre el espíritu
místico, y el profundo amor a la mujer y la
encantadoramente desenfrenada pasión, con que
nos dice:
Besa
los senos de la mar dormida
el sol enamorado, como un rey
que sus oros y púrpuras olvida
a los pies de la hermosa Loreley.
(…)
Apoyado
en el áncora tu bello
brazo desnudo al marinero incita;
la cruz que pende de tu níveo cuello
sobre tu ardiente corazón palpita
(…)
Y
el corazón, la entraña adolorida
en el dorado anzuelo del Amor,
para la cruel sirena de la vida
es a un tiempo carnada y pescador.
4
Sus votos sacerdotales nunca le impidieron vivir
en sus momentos la bohemia de la época,
revelándolo en sus poemas de hombre y poeta
sensual y atormentado, donde los versos afloran
con transparencia su drama interno, sin falsedad
alguna, a ratos espiritual, ascético adorador y
arrepentido, en otros disfrutando el gozo del
amor y la sensualidad del cuerpo de la mujer
amada y común en todos, esa su nostalgia:
Puesto
el oído al eco de la noche,
a la voz de las ondas y los vientos,
viajera el alma en el país brumoso
de lejanos, tristísimos recuerdos,
el grande artista sueña… ya lo invade
la inspiración del genio,
la encarnación del arte
ya informa el ideal en su cerebro…
Después…
febril, apasionado, loco,
luz en los ojos y en la frente fuego
intérnase en la sombra
del gran salón desierto…
y acariciando el piano adormecido
le cuenta sus ensueños…
Escuchad!... ¡Es el canto de los astros,
la armonía del alma y de los cielos!
5
Con esa tonalidad, sus poemas zigzaguean entre
el apasionado erotismo y el paradisíaco acento
místico, se le vincula al movimiento modernista,
sin embargo, su lenguaje aún está imbuído del
romanticismo, y ramalazos neoclásicos a los que
lo inclinan su formación religiosa y sus
estudios eclesiásticos:
Ante la imagen de Jesús rezaba
con místico fervor mi devoción,
cuando cerca de mí paso una hermana,
casi rozando con mi corazón.
El demonio bíblico y maldito
me hizo, ¡Dios mío!, profanar mi rezo,
corrí tras ella, la alcancé, y la vida,
la vida toda se la di en un beso.
Cuando a mi puesto volví cual Judas,
con la cabeza baja avergonzado,
el buen Jesús me dijo con ternura:
<<Dale otro beso…, que eso no es pecado>>.
Obedeciendo a Jesús prolijo
corrí tras ella, la volví a alcanzar,
y al agarrarla me grito: “¡Bandido!”
Pero más dulce la volví a besar. 6
El sacerdote y el poeta Carlos Borges viven
paralelamente en su vida la acción del católico
militante y el éxtasis que produce el amor. La
curiosa mezcla de minucioso realismo y de
inspiración o intuición desenfrenadas, las
expresa con una meridiana claridad profundamente
significativa. Para él, el alma es un poderoso
guerrero espiritual cuando éste espíritu
encuentra satisfacción y con ella escribe sus
espirituales poemas, pero, ¡qué embriaguez de
atracción voluptuosa, que fiesta de los
sentidos, qué júbilo del arrebato del amor
lúbrico que lo transfigura al igual que lo hizo
su amor a lo divino! ¡Qué vuelo tan audaz, que
dulce extravío!
En el caso de Carlos Borges el poeta, deseoso de
comprometerse entre la palabra y la vida, la
vida y la palabra, rebelde y con álgidas
tensiones, sólo nos queda, recapacitar el
abandono en que lo sumimos y asomar
valientemente, el valor que su poesía encierra
aún a pesar de las sombras a la que la hemos
sometido; quizás a la “Patria Literaria” y a
cada uno de nosotros lectores, nos propongamos
dar por justo que, su hermosa poesía haga la
contrapartida a la desidia, en las lecturas que
de sus poemas hagamos, y en el nuevo y digno
lugar en que a su obra poética coloquemos.
En la calma silenciosa de las noches estrelladas
la eternal magnificencia a la mente maravilla
al espíritu amedrenta con tremenda majestad
(…)
¡Oh las pálidas estrellas! ¿Son las perlas de
los mares
infinitos?
3
Como nota de luz en el pentagrama
Inmenso de los cielos,
Se miran las estrellas esparcidas,
Por el Eterno Artista… Los abetos,
Los pinos melancólicos, los sauces,
Como a gigantes liras hiere el viento;
¡Extraña sinfonía de los bosques
Acompañando el himno de los cielos!
5
Referencias Bibliográficas:
Extractos de poemas de
Poemario,
Caracas, Venezuela. 1943.
1.
Dístico
2.
Bodas negras
3.
Lámpara Eucarística
4.
A bordo
5.
Nocturno
6.
Pero más dulce
|
Escritora venezolana María Cristina Solaeche Galera Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela Aquí encontrará ensayos dedicados a Alberto Bermúdez de Belloso, Carlos Rodríguez Ferrara, Luis Enrique Mármol, Enriqueta Arvelo Larriba, Ismael Urdaneta, Lydda Franco Farías, Emiliano Hernández, Vinicio Nava Ulibarri, Ada Pérez Guevara, Elías David Curiel, Genoveva de Castro, Carlos Borges, Rosa Virginia Martínez, José Tadeo Arreaza Calatrava, Edna Medina Patrick, Atilio Storey Richardson, Lucila Velásquez, Elizabeth Shön, Marcial Hernández, Ida Gramcko.
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