Elías David Curiel

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Elías David Curiel

Ebriedad de nube: inmanente y frágil, alumbra el cielo enlunado del poeta

 

María Cristina Solaeche Galera

Elías David Curiel

Porque no hay muerte sino vida

del lado allá del canto, del lado allá del vuelo,

del lado allá del tiempo.

 

El muro de la tarde – atardecido en nuestra tarde-,

apenas una línea blanca junto al campo

y junto al cielo.

 

Fernando Paz Castillo

 

      Elías David Curiel, poeta, maestro preceptor de escuela y periodista, nace el 9 de agosto de 1871, en Santa Ana de Coro, la Ciudad Raíz de Venezuela o Ciudad Mariana, flanqueada por los médanos, la sierra  y el mar Caribe.

     Su padre Don David Curiel Maduro y su madre la Sra. De Curiel, judíos sefarditas provenientes del judaísmo reformista de Holanda,  que se exiliaron en la isla de Curaçao y después los padres estuvieron entre los primeros que se establecieron en Coro en 1824.

     Recordemos  tres momentos críticos que tuvieron que padecer los sefarditas en esta ciudad; los meses finales de 1831, cuando circulan panfletos insultantes llamando a expulsar a todos los judíos, con amenazas de muerte y agresiones a sus  hogares; más violento aún fue el de 1855, donde de nuevo aparecen los xenófobos pasquines pidiendo la expulsión de todos los judíos, acusándoles falsamente de acaparamiento del comercio, empobrecedores del pueblo, irrespetuosos de la fe católica y de las mujeres.

     Hubo un éxodo general de los judíos y muy pocos se refugiaron en zonas rurales del Estado Falcón. En 1891,  sanadas “en parte” las heridas, los descendientes de los sefarditas eran ya en esa ciudad, escritores, poetas, promotores culturales, exportadores e importadores, farmaceutas, mineros, jueces, concejales y agentes de libros y revistas traídos del extranjero; hubo un apogeo de centros difusores de las artes y las letras, se realizaron uniones mixtas, pero, no pudo lograrse un plena libertad religiosa para el sefardí. Elías David Curiel era coriano, pero de origen sefardita, y sufrió dramáticamente, los hechos antes expuestos, durante casi toda su vida.

     Y en 1900, el último incidente, azuzado por el cura José Dávila y González junto con el general Ramón Ayala, jefe civil del estado Falcón. Aquél, a través de una carta pública llama a expulsar de nuevo a los judíos que se quedaron o a los que regresaron. No tuvo mayor  importancia y esta vez por primera, Coro defiende a la comunidad judía.

     Nunca podrá obviarse, el alto nivel cultural y comercial que a nuestras tierras aporta la raza judía, negarlo sería un dislate.

     Elías David Curiel estudia, y posteriormente realiza su labor educativa en el Colegio Federal de Varones, además, es Director Fundador del Colegio de Coro. Crea el semanario La Cantera con la colaboración del poeta Antonio José Hermoso y es Redactor – Jefe del diario El Día.  

     El 25 de abril de 1905, lo comisiona el Presidente del gobierno regional para componer la letra del himno del Estado Falcón, de la cual es su creador.

     Publica en entregas sueltas y dispersas, en revistas de la época como la coriana Armonía Literaria, en varios periódicos y en la notoria publicación El Cojo Ilustrado (1892-1915), una de las grandes revistas literarias de Hispanoamérica con un propósito central, servir de enlace entre Venezuela y el resto del mundo; Curiel escribe en esta revista, desde 1896 hasta 1914,  aparecen poemas de su autoría en el  Nº 236 de 1901, en el Nº 293 de 1904 una prosa, en el Nº 347 de 1906 se le dedica toda una página, y es a partir de entonces, cuando es considerado colaborador.

     En 1944,  aparece la primera publicación de Elías David Curiel, es el poemario Poemas en Flor, bajo decreto del Gobierno del Estado Falcón, en la Presidencia del Dr. Tomás Liscano y la selección de las piezas literarias por Rafael Vaz.

     Según Decreto Nº 222 del 21 de agosto de 1950, emanado del Ejecutivo del Estado Falcón, se crea en honor a su memoria, la Escuela de Música Elías David Curiel.

     En 1961, la segunda publicación Obra Poética, dentro de la colección de Ángel Miguel Queremel de la Biblioteca Falconiana del Ejecutivo del Estado Falcón, con preliminares y  recopilación de Luis Arturo Domínguez, conteniendo tres poemarios: Apéndice Lírico, Música Astral y Poemas en Flor.

     Una década después, en 1971, Ramón Antonio Medina, entonces gobernador del estado, realiza una nueva edición, la llamada “edición azul”, a la que se añaden a los tres cuadernos anteriores, un mea culpa y una prosa poética.

     En 1974,  se publica Obras Completas en la Tip. Gráfica Herpa, bajo Decreto del Ejecutivo Falconiano y preparada por Ernesto Silva Tellería. Siendo ésta, la primera publicación de la Biblioteca de Autores y Temas Falconianos.

     En 2003, Ebriedad de Nube, una publicación conjunta del Ateneo de Coro, la Dirección General de Cultura y Extensión, la Universidad de los Andes, la Biblioteca <<Oscar Beaujon Graterol>> de Coro, la Biblioteca Nacional Febres Cordero de Mérida, el CONAC y Ediciones El otro, el mismo. Contiene Poemas en Flor, Música Astral, Apéndice Lírico, Apuntes Literarios y Poemas Inéditos, con prólogo de Egla Charmell y El Discurso del Insomnio  de Enrique Arenas dedicado a la obra del poeta.

     Este poemario es el que sedujo en la escritura de este ensayo literario:

 

ELÍAS DAVID CURIEL. “Ebriedad de nube”: inmanente y frágil, alumbra el cielo enlunado del poeta. 

     Desde muy niño, lo marca el aburrimiento, el tedio del ambiente del medio, aunado a ello, la sobriedad y las prohibiciones familiares dadas las circunstancias; no va al pozo como los otros niños, no gira el trompo en compañías infantiles,  no eleva papagayos multicolores,  ni se reúne con otros chavales:

 

 Es el camarote de un buque mi estancia,

donde retrosinglo derecho a mi infancia.

Mi niñez no supo de hermosa cometa

ni de la peonza que ritma el planeta,

ni nunca en la copa del árbol subido,

saqué los piantes pichones del nido,

ni fui con los otros rapaces al pozo 1

 

 Nací poeta. En mi niñez temprana,

cuando aun la savia intelectual germina,

vibró en mi ser conmoción divina

que transfigura la materia humana.

 

 Y en esa edad en que la voz es vana

copia de lo que el alma se imagina,

la flor del estro me clavó su espina

y me anunció los frutos del mañana.2

 

     Apenas asomado al umbral de su casa, saluda cortésmente a vecinos y amigos; vive siempre de espaldas a la ardiente y árida geografía del paisaje falconiano donde habita. En sus poemas apenas menciona a Coro, o sus médanos, sus cujíes, sus palmeras, ni los oasis, no, su mirada es hacia  dentro, profundamente interior, entre misterios y arcanos; vive en  un momento histórico colmado de conflictos constantes entre los caudillos de turno y sus diferentes facciones, en un ambiente desentendido de la poesía como sima de la espiritualidad, donde la primera y única preocupación de la clase dominante, de la sociedad pudiente, es hacer dinero, ampliar sus intereses económicos y fortalecer sus mercados; el pragmatismo y el utilitarismo son dueños de la ciudad coriana.

     Se pierde la lengua madre y el tiempo religioso, desaparecen usos en la vestimenta y costumbres culinarias; una hibridación no deseada por ellos se apodera como un pulpo sin dejar respirar apenas.

 

      Y la cábala en la forma de una criada hechicera le augura su destino en la borra del café:

 

Y la negra fámula adivinadora

que previó en mi horóscopo una mala hora,

leyendo la cábala oscura que traza

el turbio residuo de café en mi taza.

           

¡Oh mi alma, sueño de un dios, incoherencia

de un dios atediado de su omnipresencia!1

 

     Y la madre…

 

Mi madre dormía y oyó mi lamento,      

 y llegó, en puntillas, y entró en mi aposento.

Ungióme la frente su heroica ternura.                

No  vino mi madre, sino su escultura:

una diafanísima estatua de hielo,

de ojo infinito cargado de cielo.

(…)

Mientras por la casa voy de Ceca en Meca,

hila que deshila mi madre su rueca.1

 

 

     En el mundo del intelecto apenas tiene escuchas, no es precisamente la literatura lo que agita el  espíritu de los hombres y mujeres de su espacio en esa época; y el poeta, no es hecho para los discursos retóricos, ni la religión como patrimonio de costumbre o ritual ocioso, ni la inteligencia al auxilio “material” del poderoso.

     Su físico representa genuinamente a Israel, el rostro ovalado, los ojos abstraídos, la nariz corva, la barba rubia rojiza.

     Un aspecto hierático de profeta arrancado de la Biblia o de un bohemio impenitente, generalmente descuidado en su vestimenta, adusto, conversando consigo mismo cuando transita las desiertas y polvorientas calles de la Coro provinciana de esos años, con los pórticos aparentemente cerrados observándole mezquinamente, sin tener idea  que él era y sería uno de los mejores poetas, precursor de nuestra modernidad  venezolana:

 

 Vivo vida monótona, la calma

de la muerta ciudad que fue mi cuna,

en donde emparedada, como en una

bóveda ardiente, se me asfixia el alma.

 

Floreció en numen en mi estéril calma.

Fue la aridez de mi región la cuna

de mis estrofas, donde encuentro una

linfa de amor para la sed del alma.3

 

 Desorientado en medio de la llanura

desolada, no encuentro dirección,

pues no hay polar estrella,  ni tengo brújula,

ni el Orto sombrío despunta el Sol.

           

Camino largo estrecho, camino mucho,

del imprevisto acaso siempre a merced;

y cuando la fatiga detiene el rumbo,

siempre en el mismo sitio me hallo de pie.4

           

 

     El sol, resplandeciente, color oro y  acosador en las tierras corianas, es dueño y emperador de sus vigilias y duermevelas.

 

En tanto el Sol, parhelia de Dios, arde en fecundo

amor, y es el espejo de oro de Ben – David:

Mesías, cuya diestra porta la paz del mundo

y en cuyo ser comulgan el trigal y la vid.5

 

El espolvoreo del Sol fumigante

mis puertas hendidas rayo de diamante.

salgo de mi hipnótica vigilia, y no acierto

si he estado dormido o despierto 1

 

      La luna adquiere preeminencia, se adueña de la luz solar, y Sirio es la estrella donde el poeta hace morada de sus antecesores.

 

Y dijo Apolo a Eros:

―“Partamos la noche, como una fortuna,

coje los luceros y me das la Luna”.

―“¿Qué harás con la Luna?” pregunta el Crisenio

―“Alumbrar la alcoba de Psiquis. ¿Y tu con los astros?”

 ― Empedrar la ruta zafírea en que el genio

ha de imprimir sus rastros”. 6

 

     Recordemos, que el modernismo en Venezuela es un movimiento tardío, su influencia se deja sentir después de la primera guerra mundial. Y no podría pasarse por alto la presencia literaria de Elías David Curiel en el contexto del modernismo como su precursor al lado de José Antonio Ramos Sucre.

 

     El poeta, crea nuevos metros, cultiva el verso libre y el soneto, sangra el primer verso casi siempre y titula todos sus poemas, aligera la sintaxis, recurre tanto a neologismos como arcaísmos, utiliza indistintamente a veces la g y la j siguiendo la Gramática de Andrés Bello y muestra una gran afición al exotismo.

    Escribe en varias inflexiones con  un mismo ímpetu y una complejidad extraordinaria, introduce en la lírica de nuestro país elementos filosóficos, metafísicos, de la mitología grecolatina y de la tradición hermético-cabalística de origen hebreo. Hebraísmos del Zohar y la Cábala en la creencia de que todo el universo es Dios, del neoplatonismo que renueva la filosofía platónica influenciada por el pensamiento oriental y de las doctrinas místicas del sufismo:

 

 Y quizás es tal vez, tal vez seguro

que detrás del aspecto de las cosas

vivan las almas en las cosas presas.

(…)

Antes que el Cosmos fuera y fuera el alma,

¿qué fue nuestro sistema de ocho mundos

que fecundiza el Sol, como áurea palma

 de luz. ¿Mares de lodo?

¿Es todo igual en el inmenso Todo? 7

 

     Elías recoge distantes ecos y los rehace en un haz con reminiscencias teosóficas, iluminado por una divinidad y unido a ello incluye el helenismo. Escritor religioso, en continua búsqueda de respuestas a las dudas angustiosas de la fe, un poeta metafísico que se apropia como refugio de identidad, del lenguaje, conservando los rasgos de la veneración de su raza por encima de las referencias regionales o nacionales, carga como una cruz con la gesta de su casta, la diáspora de su religión y sus tradiciones, cruz que  hace más agobiante aun su terruño, donde es casi excluido de publicaciones, de las críticas literarias, el reconocimiento, de todo aquello que puede alegrar el alma escribiente, con apenas algunos gestos aislados:

 

Oh Dios mío, el alma  se me ha puesto obscura

pues, como a un abismo, me asomé a otra alma,

y quise, curioso, bajar a su hondura

por el tronco esbelto de la mística palma

que desde su fondo se eleva a la Altura. 8

 

     Las evocaciones dolientes de la infancia no compartida con otros párvulos, cierto presagio de la muerte dilatada en la vejez y sus implicaciones en la moral como redención y el entorno sin transición entre la vigilia y el sueño, entre la vida y la muerte.

     La casa, el hogar de sus mayores, la presencia de sus antepasados, se sitúan  en el centro de los versos del poema. Atávico en las  semejanzas con los antepasados lejanos, y los ascendientes remotos, sin necesidad de  nombrar la tradición que le negaron:

 

Esposo, hijos y padres. Los abuelos:

granos de trigo de generaciones

que aventó Cristo de remotos suelos

a  la tierra solar de los cardones.9

 

     Toda su poesía es muy  rica en sentencias breves y doctrinales, en aforismos, señales  ello,  de un sincretismo que intenta conciliar en su interior diferentes doctrinas, ofreciendo heterodoxias, disconforme con sus dogmas,  inconforme con la doctrina fundamental de las sectas o los sistemas religiosos, con las doctrinas o prácticas generalmente admitidas, en versos donde propone juntar a Pan y a Cristo en una sola creencia. Y es precisamente ese sincretismo, una de las avasallantes fuerzas del modernismo en su capacidad para  “terciar armoniosamente” tendencias opuestas, y lograr conciliar lo inconciliable, un motivo más que hace de Curiel un iniciador del modernismo en estas tierras.

     Discurre poéticamente sobre la existencia, los principios, la creación, dios  y las causas primeras, con una densa indagación ontológica que trata el ser y sus propiedades trascendentales en un soporte de múltiples caras cada una con sus interrelaciones,  mostrándonos la audacia de su escepticismo,  la agudeza de su ironía y el alcance literario de su valentía.

 

     Me atrevo a afirmar que nunca en la poesía venezolana de 1870 hasta 1920, se había alcanzado un tan alto nivel de captación de lo poético desde esa complejidad y densidad simbólicas, desde ese juego de múltiples códigos, que se entremiran y entrehablan, como se aborda en los textos del poeta falconiano. Elías David Curiel es un rara avis en el panorama de la poesía modernista y posmodernista latinoamericanas.

                                                                       Enrique Arenas

 

     Un poeta órfico que nos muestra un orfismo infinito ausente de lógica, adentrado en los misterios de la antigua Grecia que se caracterizan esencialmente por la creencia en la vida de ultratumba;  y en la metempsícosis, doctrina religiosa y filosófica de algunas escuelas orientales renovadas por otras de Occidente según la cual el alma transmigra después de la muerte a otros cuerpos, conforme a las valías alcanzadas en la existencia anterior.

     Detecta sus fantasmas, les teme, luego los sublima, los hace sus compañeros entre el desvelo y el sueño, este poeta suprasensible e intuitivo, aguzado por su hiperestesia.

     Sobre los recursos que la mitología le brinda, se muestra muy versado en ella y parco a su vez, sugiriendo al lector el sentido palmario. Hace de una metáfora el mito de Psiquis tan usado en el modernismo:

           

Pero es mejor, Psiquis, que nunca el reflejo

De tu efigie copie mi espejeante musa,

Pues quizá en el limpio cristal del espejo

Contemples el rostro mortal de Medusa. 10

 

¿Pero adónde irá Psiquis? De estrella en estrella,

      quizás una noche deshile su huella,

      como el meteoro

      su ovillo del oro; 11

                                 

     La poética  de Curiel, es muy cercana a la teosofía y a diversas doctrinas religiosas y místicas que creen estar iluminadas por la divinidad e íntimamente unidas con ella. Recordemos el Zohar cabalístico de aliento místico, la nueva Biblia de los sefarditas,  que no impide aproximarse al cristianismo, ni reducir su exaltación estética helenística; el poeta en su periplo indagatorio, cuestionador, suplicante al universo, a la creación, a sí mismo, se construye  en cada verso, en cada vocablo.

 

      Elías David Curiel  quiere contarnos a través de sus versos, no sólo sobre su origen sefardita, también referirnos su pertenencia a los “poetas solitarios”, a la cofradía de los “poetas malditos” heridos fatalmente por el alboroto mundanal, la violencia, las trivialidades y el destino:

           

Mi alma, ¿quién eres? ¿quién serás? ¿quién fuiste?

¿En que astro remoto tuviste tu cuna?

¿Por qué las estrellas te ponen tan triste

y te nostalgizan los claros de luna?

(…)

Muéstrate desnuda, como arde el lucero

diamantino, en pálido crepúsculo rosa:

serás luminosa si tu ojo es sincero;

mas si tu ojo es falso, serás tenebrosa. 10

 

     Lo recuerdan sentado a la puerta de su solariega casona colonial, abstraído, con la mirada vaga perdida en un mundo lejano, creando un universo poético de altísima originalidad, con la vista extraviada en otras dimensiones donde cree encontrar una ventanilla por la que pretende atisbar de otra manera el mundo.

 

     …los versos de Elías David Curiel tienen el romanticismo de Musset, inquieto y sensual, y las profundidades, en veces impertinentes de Baudelaire. Y sobre todo, una marcada influencia de la Biblia, con su grandeza, desolación y erotismo.

                                                                                                                Fernando Paz Castillo

 

     Dueño de un temple ocular pocas veces alcanzado en nuestras letras

                                                                                         Ennio Jiménez Emán

 

     Magnifica el misterio en el orden de la creación y más allá de ella, y los fantasmas familiares, las angustias existenciales,  lo sorprenden en su insomnio:

 

Pero de pronto la implacable duda,

cual negra nube, por mi frente pálida

cruza y apaga el bendecido ensueño,

como a la antorcha la violenta ráfaga;

como la sorda vibración de un trueno,

ruge en mis labios la blasfemia amarga;

y tengo en ese maldecido instante

los ojos llenos de ardorosas lágrimas,

inundada de sombras la conciencia

y llena de relámpagos el alma! 12

 

     La ética es una constante en su poesía, es una ética de raíces comunitarias, tal como la ejercieron rigurosamente los judíos que habitan en la ciudad de Coro.

 

     En el amor y el erotismo, Elías David Curiel pulsa las cuerdas melódicas y los graves bordones para la mujer, que  tiene para él, algo de sobrecogedora, de luna, de efigie esculpida en mármol, y sus encuentros con ella, son alegorías míticas o portezuelas que al trasponerlas abren los límites a los extremos de su corazón con el ardor punzante de la lujuria que lo remueve con estremecimientos:

 

Amo la boca en que arde

la púrpura del beso

y las pupilas húmedas

de rocío y de fuego.

 

Amo la carne rosa

del mal velado seno,

y el poema que ritman

las curvas en el cuerpo.

 

 Amo los brazos, víboras

de tentación que al cuello

se enroscan y acarician

la nuca con los dedos. 13

 

 Y es vivir dentro del agua

el deseo con que fragua

mi alma todos sus placeres

entre flores y mujeres

transparentes como el agua.14

 

Ven, y bríndame en tu seno

una copa de veneno,

olorosa como el heno

acabado de cortar.

Treparé las breves lomas,

morderé las ígneas pomas,

y creeré que las palomas

se comienzan a arrullar! 15

 

 boca que es brasa de ciprina hoguera;

el seno, orbe de nácar; la vellosa

nuca, al mordisco, sazonada pera.

Maravillosamente silenciosa.16

 

     En 1941, Miguel Otero Silva reclama a Otto D`Sola y Mariano Picón Salas, haber desconocido con su omisión a Curiel en la Antología de la Moderna Poesía Venezolana.

     Al consultar bibliografía, encuentro que Rafael Arráiz Lucca en su magnífica obra El coro de las voces solitarias. Una historia de la poesía venezolana, en el capítulo VII, El modernismo entre nosotros  lo ignora, justamente a él, una voz solitaria de ese eco de la poesía venezolana y precursor del modernismo junto a José Antonio Ramos Sucre.

     En Antología de la Poseía Venezolana, de Douglas Palmas, en el aparte tres Hacia la Modernidad, también se desconoce a Elías David Curiel, a pesar de ser el modernismo uno de los movimientos literarios en Venezuela que posee más estudios.

 

     La vida está colmada de inercias, vértigos, soledad, arbitrios y derrotas; el ser humano vive enigmáticamente en sociedad con su prójimo, más allá de toda necesidad cuestionable, es acaso, el único refugio en la drástica soledad del mundo y al mismo tiempo, le produce inquietud y hasta temor su cercanía; lo sabe muy bien nuestro poeta Elías David Curiel,  para él, solamente la poesía es capaz de proporcionarle momentos de vida que le permiten recalar de vez en cuando en la otra orilla en la cual “pareciera dejarse de existir.”

     El poeta se suicida, el 28 de septiembre de 1924, alma difícil de contentar, alma a la que la angustia existencial colmó y arrebató la existencia misma, está enterrado en el cementerio judío más antiguo de toda la América del Sur, en el Estado Falcón, en Venezuela.  

 

Un poeta en su mísera buharda

Con la mirada, en apariencia torva,

La hora sombría del sepulcro aguarda.

De toda idea y de emoción vacía,

Su alma errabunda en lo indeciso flota,

Y el rumor de la eterna sinfonía

No halla en el arpa de sus fibras nota.

(…)

para curar la enfermedad del tedio,

el estremecimiento momentáneo

que precede al instante del suicidio;

porque en esa tremenda sacudida

debajo de la bóveda del cráneo

hay una gran concentración de vida. 17

 

     Hay una obligación, hay un adeudo, de todos los interesados en la literatura para con este poeta venezolano Elías David Curiel, para con su obra poética, nuestra cultura y para con la Patria Literaria. Al leer de nuevo o por vez primera su obra, estamos embelleciendo el alma y enriqueciendo nuestro conocimiento sobre el quehacer poético del modernismo en  Venezuela,  ya conociendo, ya recordando, a un poeta muy exclusivo, donde sus quimeras se convierten en leyendas y su realidad personal se evapora en el ardor propio de su propio verso:

 

Y se muere el ruiseñor

en pianísimo cantar,

en que se ha puesto a llorar,

perla a perla, mi dolor.  

 

 


Referencias Bibliográficas:

Extractos de poemas de Ebriedad de Nube. Poesía.  Ediciones El otro, el mismo. Impreso en Producciones Karol C. A. Mérida. Venezuela. 2003.

 

    Al través de mi vida.Revelación.Zona Ambiente.Desorientación.La voz del silencio.Fantasía musicalMás allá de la vidaImploraciónSombras de idea.El canto de la noche.PsicogoníaEn la sombra.La tristeza de la carne.Onda turbia.A una adolescente.Fragmentos de un poema inconcluso.Alma lírica.

 

 

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Escritora venezolana


María Cristina Solaeche Galera


Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela





Otros textos de la autora:

Recibimos con gusto las colaboraciones de María Cristina Solaeche Galera, profesora universitaria especializada en Educación Superior y en Matemática. Desde su natal Venezuela nos muestra personajes de la poesía del Siglo XX, para ampliar nuestra visión del fenómeno literario universal.



Aquí encontrará ensayos dedicados a Alberto Bermúdez de Belloso, Carlos Rodríguez Ferrara, Luis Enrique Mármol, Enriqueta Arvelo Larriba, Ismael Urdaneta, Lydda Franco Farías, Emiliano Hernández, Vinicio Nava Ulibarri, Ada Pérez Guevara, Elías David Curiel, Genoveva de Castro, Carlos Borges, Rosa Virginia Martínez, José Tadeo Arreaza Calatrava, Edna Medina Patrick, Atilio Storey Richardson, Lucila Velásquez, Elizabeth Shön, Marcial Hernández, Ida Gramcko.



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