Ada Pérez Guevara

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Ada Pérez Guevara

Horizontes

Evocación de estelas sobre el pergamino del paisaje

 

 

María Cristina Solaeche Galera

¿En qué lugar del sueño,

 os he visto praderas inmortales?

 en qué zona profunda de mi carne

antes os tuve colinas de la tierra?

 Juan Beroes

     Ada Pérez Guevara, cultiva el cuento, la novela, el ensayo y la poesía. Se distinguió igualmente como comunicadora social y por sus luchas a favor de la mujer. Nace el 3 de noviembre de 1905, en la ciudad de Cantaura, población fundada con el nombre de Nuestra Señora de Candelaria de Chamariapa el 20 de agosto de 1740, en honor a la virgen de igual nombre y al árbol Camariapa de los Caribes, en el Estado Anzoátegui, Venezuela. Su padre Octaviano Pérez Freites, su madre la poetisa Mercedes Guevara Rojas conocida por Mercedes de Pérez Freites, coetánea de las agrupaciones literarias que inician la vanguardia en Venezuela:

     Caminaba la muchachita rubia. Encantada de sentirse vivir, bebía luz en la copa del sol naciente. Oyó repicar las campanas recién abiertas sobre las tapias en ruinas, y se detuvo atenta al trino de un breve pájaro gris…

Mercedes Guevara Rojas

     En el poemario En Ausencia Tuya que la poetisa Ada Pérez Guevara ofrenda enteramente al fallecimiento y ausencia de su madre, aparecen estas líneas como prefacio:

     PARA TI, ADA, dedicado a ella, por su madre

                                                                   Mercedes Guevara Rojas.

     Y quién mejor que una madre poetisa para enseñarle las letras, la lectura y la escritura. A finales de 1917, la familia se radica en Caracas, donde la niña continúa sus estudios en el colegio San José de Tarbes, a cuyas aulas concurren las hijas de familias pudientes de Caracas, donde además de la formación integral, se imparte a las alumnas el gusto por las "Bellas artes" y el amor al deber, formándolas en una “piedad sólida”, cualidad que es para la época, “el encanto de la sociedad” y lo que “asegura el bienestar de la familia”. Junto a la "Educación Primaria", se enseña el idioma francés como segunda lengua y se otorga el Diploma Francés, título máximo reconocido para esos tiempos, en este instituto educativo. En 1931, Ada Pérez Guevara participa al lado de valiosas mujeres, en relevantes actividades que conducen a la creación del Ateneo de Caracas.

     Entre los años, 1935 de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, y 1948 con el intelectual Rómulo Gallegos en la presidencia del país, la mujer venezolana es la protagonista de uno de los movimientos más concentrado, valiente, animoso y tenaz en la defensa de sus derechos, de la cultura femenina y sus desempeños políticos, en la creación de revistas y concursos literarios, en construcciones de ámbitos para la salud del niño y la madre, en la fundación de bibliotecas, en discusiones jurídicas para la reforma del injusto y deshumanizante Código Civil, así como en la literatura, la música y el quehacer diario y, Ada Pérez Guevara es una de las principales protagonistas de estas acciones, por ello, es necesario y necesario hacer un recuento de sus actividades para conocer mejor el contexto histórico en que vivió, sus luchas y su incansable liderazgo. Tengamos muy presente, como en esta breve cita de una gran alentadora de la cultura venezolana, se condensa exactamente la situación de la mujer venezolana durante casi tres décadas de dictadura gomecista:

      Para Gómez la mujer no existía.

                                                 María Teresa Castillo

     Para 1934, la escritora se encuentra presa en "la Rotunda" junto con Carmen Silverio y María Lourdes Ródano por órdenes del dictador Gómez, mientras “afuera” se conmemora por primera vez en Venezuela el Día Internacional de la Mujer" y se publica un Mensaje a la Mujer Venezolana." Al salir de la prisión en 1935, e n plena madurez, comparte al lado de valiosas mujeres las luchas de las Asociaciones Unidas" Pro Reforma del Código Civil y de la Agrupación Cultural Femenina (ACF), organizaciones que tan afanosamente trabajan por el cambio ineluctable del Código Civil, la consideración en ese estamento judicial de las reivindicaciones femeninas, la plena personalidad jurídica de la mujer, su derecho al voto en igualdad de condiciones al hombre, la situación de las trabajadoras, el derecho a la instrucción, el acceso a la cultura y la recreación, es decir, en un todo, a la igualdad con el hombre en su dignidad como ser humano. Es firmante de la valiosa acta constitucional de la Asociación Cultural Interamericana para el intercambio cultural con el resto del continente americano, asociación que promueve un concurso de literatura dirigido a las mujeres y la creación de la Biblioteca Femenina" Venezolana, la cual funciona durante décadas en la casa de una de sus creadoras, Irma De Sola, aspirando a establecer y difundir el intercambio americano, a difundir el libro venezolano, a propender el levantamiento moral y cultural de nuestro pueblo poniendo a su alcance, por medio de libros, la cultura de todos los países Irma de Sola Ricardo En este hermoso ramillete de aspiraciones se concreta el Concurso Femenino Venezolano, anual y exclusivo para las féminas, que fomenta a su vez, la colección de publicaciones de la Biblioteca Femenina Venezolana.

     A la muerte del dictador General Juan Vicente Gómez, el 17 de diciembre de 1935, una agitación profunda conmueve al país, como pulsación de la fiebre interna que padece y lo consume durante 27 años. Los aires agitadores se perciben por doquier, y para la mujer será época de fervorosas luchas por la reafirmación de una imperiosa igualdad con el hombre. Con marchas y contramarchas, la venezolana empieza a crear su justo y merecido espacio. El 30 de diciembre de 1935, un grupo de mujeres, entre ellas Blanca Rosa López (hija del General Eleazar López Contreras), dirige el Mensaje de Mujeres Venezolanas al General Eleazar López Contreras. Representan diversas regiones y asociaciones del país, solicitando protección para la infancia y la mujer en todos los ámbitos de la existencia; nuestra poeta Ada Pérez Guevara encabeza las firmas y todas las reuniones, clandestinas en su mayoría, se realizan en su casa en la Avenida Norte 20, en Caracas.

     En 1936, es Ada Pérez Guevara una de las fundadoras de la Asociación Venezolana de Mujeres (AVM), que con el tiempo, abre al público la Casa" de Protección Prenatal “María Teresa Toro”, la Biblioteca Infantil “Guillermo Díaz”, la Casa la Casa de Observación de Menores, dos casa-hogares para niños abandonados, dos jardines de infancia y la casa-cuna “Madre Cabrini”. A partir de este año, afloran las primeras reporteras de calle, las que interrogan y escriben para los periódicos sobre los problemas del país. Resaltan unos nombres entre varias: Pomponette Planchart, Carmen Clemente Travieso, Olga Luzardo y Ada Pérez Guevara. El 5 de agosto del mismo año, la poetisa forma parte del grupo de casi doscientas mujeres venezolanas que se dirigen a Don Rómulo Gallegos, testimoniándole su admiración y su apoyo incondicional, expresándole, cómo el destrozante dolor causado por la tiranía de Juan Vicente Gómez, es también el dolor de la mujer obrera, de la campesina, de la intelectual, del ama de casa y el de todas las mujeres venezolanas.

     Participa en 1940, en la Conferencia Preparatoria del Primer Congreso Venezolano de Mujeres, presidido por Antonia Palacios, y que aún tuvo que esperar insólitamente, treinta y cinco años hasta 1975, cuando tuvo lugar. En junio de 1941, es Ada Pérez Guevara, jurado al lado de Carlos Eduardo Frías y Pedro Sotillo en el Segundo Concurso Femenino Venezolano, promovido por la Asociación Cultural Interamericana, en el que gana el premio nuestra poeta venezolana Enriqueta Arvelo Larriva, con el primer poemario que escribe: Cristal nervioso: poemas.

     En 1942, las integrantes de la Agrupación Cultural Femenina y la Asociación Venezolana de Mujeres, fundan la Acción Femenina, con un objetivo bien preciso, el derecho al voto femenino. En 1944, más de 11.000 mujeres suscriben un manifiesto que presentan ante el Congreso, proponiendo la reforma del artículo 32, numeral 42 de la Constitución vigente para la época, y entre sus firmantes está de nuevo la poetisa y luchadora ferviente Ada Pérez Guevara. El 5 de julio de 1945 se concede a la mujer venezolana el voto, pero firmemente restringido al ámbito municipal:

     Porque de una manera injusta no se nos consideró lo suficientemente responsables. Aura Salas Pisani

     Ese mismo año, Ada, funda y redacta con Flor María Manzano en la ciudad capital, El Correo Cívico Femenino, revista mensual que se publica hasta enero de 1947. En 1946 se le concede el derecho a la mujer por vez primera, a elegir y ser elegida. La Asamblea Constituyente promulgada el 5 de julio de 1947, consagra por fin, el derecho al voto femenino. En 1964, Ada, se gradúa de Licenciada en Periodismo, en la Universidad Central de Venezuela. Obtiene en 1970, con su cuento Luz Nueva, el premio único “Violeta de Oro” del concurso literario de Ciudad Bolívar; el nombre del premio es una reminiscencia del primer premio una “Violeta de Oro”, otorgado en la ciudad de Tolosa, Francia, en 1327, al que “recitara” los mejores versos en los juegos florales en honor a las damas y como una apuesta de la inteligencia frente a la brutalidad de las justas, los torneos y la lizas de la guerra en la Edad Media. Se inicia en la vía palpitante y laboriosa del artículo y la crónica periodísticos, escribiendo en las páginas de los periódicos caraqueños, entre otros, El Nacional y El Universal. Mas, a pesar de las grandes transformaciones que experimenta Venezuela con la muerte de Juan Vicente Gómez, la literatura producida por la mujer en las tres décadas posteriores, aún no es posible en su merecido esplendor:

     …la mujer ha contribuido a enriquecer la literatura venezolana con obras densas, de indudable calidad, que sin motivo alguno han sido ignoradas…

Antonia Palacios

     …las mujeres, objetos de dominación, pasaban a tomar su papel de sujetos sociales…

     Su literatura no era, por lo tanto, considerada peligrosa. Era simplemente tolerada y no se le veía en el mismo nivel estético de la producida por los hombres

Luz Marina Rivas

     Ada Pérez Guevara es considerada con su creación literaria en prosa, como una de las figuras más representativas de la escritura de denuncia, en cuyas obras narra, las precariedad del parto en la mujer campesina y la desesperación frente a la violencia sexual en la mujer trabajadora en Pelusa y otros cuentos (1946) ; la explotación del salario de la empleada y las vejaciones contra “la solterona” en Flora Méndez (1934) ; la subalternidad femenina en la criollista novela Tierra Talada (1937) ; la explotación de las mujeres, los niños, los obreros, los campesinos, los extranjeros y el rechazo a la subordinación conyugal. Todo sometimiento de la mujer por parte del hombre, lo denuncia en hermosas páginas literarias. Y, ¿qué rosa de los vientos enrumbará a Ada Pérez Guevara, por las venas poéticas del paisaje? Emocionada, en mis manos tengo, las primeras ediciones de la autora Ada Pérez Guevara, de sus dos únicos poemarios En Ausencia Tuya, Empresas El Cojo, Caracas, 1926 y, Horizontes, Editorial Elite, Caracas, 1931; dos libros de pequeño formato, dedicados de puño y letra por la poetisa a la familia Salvi; son parte del joyel literario de la Biblioteca Pública Municipal “Adolfo Salvi” perteneciente al Municipio Freites de Cantaura, en el Estado Anzoátegui, a donde tornarán finalizado este ensayo: Ada Pérez Guevara. “Horizontes”: evocación de estelas sobre el pergamino del paisaje.

     En cada poema de Horizontes, el poemario que nos ocupa en este ensayo, el paisaje le permite a la poetisa fraguar sus anhelos e ideas allende los horizontes. Afina la expresión, halla la forma presentida, valora con esmero la honda y serena emoción de la evocación, la elegante llaneza de versos cuajados de imágenes, de viva musicalidad que alienta el campo de la rima, y una persistente expresividad que sigue estando presente en las obras de narrativa posteriores, muy particularmente en la obra que la identifica, la novela Tierra Talada.

     …ofrece en la pura sencillez de su lenguaje una preocupación social y un sentimiento del paisaje y la tierra que no suele ser frecuente en nuestras poetisas.

Otto D`Sola

     El prólogo del poemario, Horizontes, es un poema de la misma autora, donde en versos nos revela el motivo de la obra:

En los limpios horizontes de mi pampa,

donde el cielo con la tierra

en azul circunferencia s

e aproximan y se esfuman,

tras la línea misteriosa del miraje;

aprendieron mis pupilas a abarcar,

de los senderos los destinos más lejanos.

     Versan la mayoría de estos poemas, sobre un mundo fuertemente asociado a la naturaleza del campo oriental venezolano, a un paisaje rural, a la tierra, su amada tierra:

¡Pobre tierra mía, seca y adolorida!

No produces nada; por el sol ardida;

y siento que sufres con dolor humano

las calcinaciones del largo verano.

Hasta los bejucos, grises y dolientes,

se retuercen, secos, como las serpientes.

Donde brotó el agua no queda una gota.

La tierra se agrieta, se exprime y se agota.

Y los arenales que levanta el viento gimen,

cuando paso, con sordo lamento.

Como un hilo de agua ha quedado el río

en el fondo blando del cauce vacío.

Canta en lejanía un ave agorera,

presagiando angustias la voz plañidera.

En el horizonte se van los caminos,

 blancos, tristes, solos, hacia su destino.

     Recupera las escenas silvestres como un todo, como escisiones luminosas con detalles vitales; son las formas del campo depositadas en cada verso, es ese el espacio que se recorre en cada estrofa, donde la imagen y la palabra se entrelazan en un único lenguaje. A nivel de imagen, cada palabra se corresponde directamente con la figura que expresa, en un estilo fuertemente denotativo, donde, el arenal es el arenal, el camino es el camino, el chaparro es el chaparro… En el plano metafórico, las imágenes dejan de ser representaciones de la realidad objetiva para connotar la visión personal de la poetisa, en un proceso de interiorización del paisaje y entonces, los arenales gimen con sordo lamento, los caminos se van blancos, tristes y solos hacia su destino, los bejucos se retuercen, secos, como las serpientes, el chaparro abraza fuerte con su brazo gris agrietado y adolorido… En el plano de la simbología, el más profundo de los tres niveles, la poetisa emplea imágenes de naturaleza llanera para simbolizar agitaciones abstrusas que a ella sola le pertenecen en el momento de escribir el poema:

¡Si el sutil espejismo no estuviera tan hundido en lo arcano!

     ¿Qué ven los ojos de la poetisa?

Grises, se hacinan cariciosas las moles quietas y pesadas…

¿Qué fuerza rara las atrajo hasta clavarse en la hondonada?

Eterno reflexionar del ser humano:

Me senté en el brazo fuerte del chaparro envejecido,

brazo gris en su corteza, agrietado y dolorido.

Quizás a muchos años,

el cardo polvoriento nació junto al camino,

de cara fuerte al sol, ahogado por las aguas,

secado por los vientos,

sería refugio fácil de un pobre caracol.

     Interesante ver el gesto regresivo, permanente en la poesía de Ada, como si ella tratase de recoger hilos sueltos que atrapa y anuda para desatarlos de nuevo en el poema. Está presente en su poética, la corriente literaria del Criollismo, surgido en Venezuela en la última década del siglo XIX, como un estadio más del americanismo literario. Describir la vida rural, las acuarelas del entorno natural, entendiéndose, que es ese ambiente el que más representa lo genuino del espíritu nacional; pero, aún repica en la poetisa el eco del modernismo y así, ambos, criollismo y modernismo, son envueltos en la ausencia de recelo que atesora la naturaleza, en los sentimientos y sensaciones que buscan proteger a la vez que exteriorizan su reacción frente a lo efímero y lo trascendental por caminos de herradura y polvorientos, como si el paisaje se hubiera comprometido a preparar el ánimo de Ada; con descripciones que llevan el sello de una lograda y elegante sencillez y diafanidad, donde contempla herborizada, en una pintura poética exacta y sincera:

Ésta mi tierra nueva,

ésta mi tierra amada

empieza a florecer de nuevo,

iluminada. (…)

Abren hojas brillantes los fuertes robledales,

abren flores humildes los verdes pajonales, (…)

Hasta el tosco chaparro de humildad franciscana abres sus gruesas,

blancas flores cada mañana, (…)

empieza a florecer en cada primavera, con el trémulo ritmo de la canción primera!

      Hay que recordar, que la Venezuela de inicios del siglo XX, revela aún, cierto desafío entre los defensores de la ciudad y los del campo, se sigue encumbrando lo rural frente a lo citadino; y la poetisa, lleva dentro de sí misma el amor telúrico de su tierra llanera, a pesar de vivir en la capital:

Mañana nuevo día.

Quizás un claro día de cielo limpio y pura luz.

¡Quién pudiera ir al campo,

corretear por las sendas resbalosas,

y mojarse el cabello,

sacudiendo verdes arbustos

de menudas hojas que dejan entrever el cielo azul!

¡Si pudiera montarme en mi caballo!

Alisarle las crines con la mano,

dejarlo galopar, galopar, galopar por la llanura

hasta sentir jadeante y sudorosa la pelambre sedosa (…)

¡Si pudiera coger gajos floridos

con el temor enorme de sorprender un nido

entre las ramazones de la fronda! (…)

Aún llueve lentamente.

Estoy en la ciudad.

Me siento hambrienta de sol, de llano, de la tierra mía.

Todo mi corazón se clava en ella,

como oscura raíz que deja grieta

pero que ni en el fondo se desvía.

     En su obra Panorama de la Literatura Venezolana Actual, el poeta, ensayista, crítico y estudioso del folclore venezolano Juan Liscano, agrupa a la poetisa Ada Pérez Guevara, en lo que él denomina realismo intimista:

     Son escritos estos poemas de Horizontes, de acuerdo con las demandas métricas muy propias de la época y su bagaje cultural y, las tímbricas o de entonación retomadas de sus lecturas. Combina el arte menor y el arte mayor, parejos tetrasílabos, octosílabos, eneasílabos, endecasílabos y alejandrinos son los metros esgrimidos que prevalecen en estos poemas de pulcro y gentil donaire, suelto y ligero ritmo, todo ello respondiendo a recuerdos personales vinculados a esta región del llano oriental venezolano. Con su medida y su ritmo, como con un reloj y una caja musical interiores:

Grises, inmóviles, agrestes, todas las piedras de la hondura están de bruces en la tierra, como aspirando su frescura… (…)

Grises, se hacinan cariciosas las moles quietas y pesadas… ¿Qué fuerza rara las atrajo hasta clavarse en la hondonada?

     En los poemas recogidos en este ensayo, escritos por la poetisa en 1931, y escasamente publicados en el presente, existe entre la naturaleza y la condición humana de la poetisa, la nostalgia por lo que imagina como su ámbito irrenunciable. La escena es un concepto de trabajo poético, en estos versos y en los de muchos de su obra lírica, se moldea una confianza en el decir, en el expresar su visión del medio ambiente y las formas tan maravillosas como cruentas de la naturaleza, a partir de la impresión íntima que atesora el avance de la insignificancia:

     Al fin murió la vaca vieja con un mugido prolongado en queja. A pleno sol cayó desfallecida, exangüe y nada más, sin una herida. El hambre y la vejez en cruel asedio, hundieron sus pupilas en el tedio Y el tedio a la vida, nos desata de todo afán de bien, porque nos mata. En la pampa desnuda de verdores, y sin penas, ni angustias ni dolores, inmóvil se quedó la vaca vieja con un mugido prolongado en queja. El poeta Vicente Gerbasi, acorde con lo que para entonces establece la cultura patriarcal, aleja la palabra de la poetisa Ada Pérez Guevara junto con las de su madre Mercedes de Pérez Freites y la de Enriqueta Arvelo Larriva, de la esencia interior al espíritu de estas escritoras, al afirmar, que las personalidades de estas creadoras son excepcionales, pues en ellas se nota: el dulce sonrojo del encanto femenino, y hasta elevándolo a esferas místicas. ¡Qué lejos están particularmente estas tres escritoras, de que dicho “dulce sonrojo” sea el basamento existencial de sus escritos! Está fresca la tarde y un poco nublada. Viene un carro de bueyes; cada yunta cansada: toda llena de polvo, las pupilas sin luz, inclina lentamente, bajo el yugo, el testuz. Una brisa de lluvia y de olor campesino invade la ventana. El aire vespertino vierte en todo mi ser la inefable frescura del agua cantarina, diáfanamente pura. La cigarra interrumpe con su canto vibrante el silencio de ensueño del luminoso instante.

     En una entrevista a Márgara Russotto, en la clínica que atiende su sosegado refugio, Ada Pérez Guevara con noventa y dos años de edad, y su mantenido vigor espiritual afirma:

     No sé si soy feminista. ¿Qué es ser feminista? Amé y luché. Estudié Periodismo. Me gradué en el mismo acto académico junto con mi hijo Octavio que estudiaba economía. Ahora estoy hablando con usted. Siga y haga lo que tiene que hacer.

     Despidamos su vida, más no su obra, que es responsabilidad ineludible de todos rescatarla del patrimonio literario venezolano, con estos versos vislumbran que nos su temor tan ancestral como la existencia humana, al enigmático e insondable espejismo del final de la vida: Busco en la noche quieta un hilillo intangible. Y el ensueño me forma su espejismo, más hermoso por cuanto más lejano… ¡Si el sutil espejismo no estuviera tan hundido en lo arcano! (…) Muchas veces es sólo el hilo breve quien define el camino; es él quien me sostiene, cara a cara, al destino.


Referencias Bibliográficas:

Extractos de poemas del poemario Horizontes. Editorial “Elite” Lit. y Tip. Vargas. Caracas. 1931.

 

1.    Prólogo

2.    Tierra Mía

3.    El áspero regazo

4.    La flor del cardo

5.    Poema de Abril

6.    En la ciudad

7.    Ignota fuerza de la tierra

8.    Del Humilde Llano

9.    Tierra mía

10. Espejismo

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Escritora venezolana


María Cristina Solaeche Galera


Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela



Aquí encontrará ensayos dedicados a Alberto Bermúdez de Belloso, Carlos Rodríguez Ferrara, Luis Enrique Mármol, Enriqueta Arvelo Larriba, Ismael Urdaneta, Lydda Franco Farías, Emiliano Hernández, Vinicio Nava Ulibarri, Ada Pérez Guevara, Elías David Curiel, Genoveva de Castro, Carlos Borges, Rosa Virginia Martínez, José Tadeo Arreaza Calatrava, Edna Medina Patrick, Atilio Storey Richardson, Lucila Velásquez, Elizabeth Shön, Marcial Hernández, Ida Gramcko.


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