La autora NO se hace responsable por los efectos que estos textos puedan tener en otras personas. Esto no es un libro de poesía, no es una compilación de cuentos o relatos y tampoco es un compendio de ensayos literarios. Estos son algunos de mis escritos, redactados en mi diario o dichos en el confesionario; que tienen guiños creacionistas, surrealistas, dadaístas y nadaístas, con rasgos del collage y el reciclaje literario; además del influjo del pensamiento clásico - estoico - racionalista -  existencialista.

      Sé que la fuerza de la Palabra me acompañará en este viaje hacia la nada, porque ésta es, aquí y ahora, la cara de mi única moneda. Puede que mañana el destino la voltee y tenga que cargar con ella sobre mi espalda como si fuera una pesada cruz mientras recorro un camino sin luz. Puede que los apóstoles de algunas sectas guiados por el Santo Espíritu crítico, logren que sus lenguas de fuego incendien el cuerpo del pecado, pero el Mal no dejará de existir en este MUNDO INMUNDO.

      Aunque recemos todos los días y todas las noches en el nombre del Padre y del Hijo sacrificado, el mal seguirá existiendo por los siglos de los siglos. Es un hecho: la sangre del cordero no ha logrado borrar todos los pecados del mundo. Por eso este libro es un canto a la vida, a la mujer o a la naturaleza. No es un discurso a favor de la paz o en nombre del amor. Quizá sea un elogio de la locura, un conjunto de letras tecleadas frente al ordenador, con los dedos y los párpados hinchados; en estado de sopor algunas veces, otras en medio de un temblor, en situaciones extremas, en plena convulsión, con mis heridas abiertas, llorando y sangrando... a medio camino entre el amor y el dolor... lejos del paraíso del olvido... sintiendo la agonía de cada día que vivía en el infierno de la memoria. Estos son los vestigios de mi infierno y mis delirios... Son escritos con todos mis recuerdos y contra todos mis miedos. Son la ofrenda por todos mis pecados; la verdad revelada de una mujer desnuda en lo oscuro que no se queda callada ni está como ausente; una mujer que escribe; luego existe.

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El grito

M.J.S.

       Observo el interior de mi habitación. El lecho, vacío y desolado, me mira con tristeza. Los jirones de las sabanas tapizan el suelo. Entre ellos, resalta un objeto: un pequeño portarretrato. En él esta una fotografía que he visto una y otra vez. Pero hoy su visión me perturba. Hay algo en ella, en la mirada de ella…que me pone nervioso. Salgo de la habitación. Me parece que han cerrado la puerta detrás de mí. Me intranquilizo. Regreso para ver si esta cerrada. La puerta ya no esta allí. Ha desaparecido. En su lugar está un espejo rectangular. No logro ver mi reflejo en él. En realidad, no veo nada en ese espejo, o si, sí veo, veo el vacío, el reflejo de mi temor a lo desconocido…Decido seguir mi camino. El pasillo es semicircular. Ahora ha comenzado a girar. Gira incesantemente. No puedo caminar bien. Difícilmente logro mantener el equilibrio. Un cuadro que estaba colgado en la pared cae al suelo. El ruido es estruendoso. Todo se mueve a mi alrededor. Sigo caminando. Llego al final del pasillo, poco antes de la escalera. De la pared derecha brotan gruesas gotas de sangre. Del otro lado esta el abismo, a sesenta y seis metros en línea vertical. Vuelvo a mirar hacia la pared y veo unos ojos, verdes como el jade, llorando sangre. Escucho los sollozos ahogados de una mujer. Los quejidos me distraen, no me permiten mantenerme sereno en una situación tan aterradora como ésta. Estoy perdido. Este es el final. Sólo el brillo de las esmeraldas que están regadas en el suelo ilumina mi camino, oscuro y tortuoso. He estado a punto de caer varias veces, lo he evitado aferrándome al borde del pasamano. Esta vez mis manos resbalan. Mis dedos están teñidos de rojo. Me doy cuenta de que he sujetado un tejido vivo, desprovisto de piel…La solución de continuidad no se ha hecho esperar… El techo gime suavemente... Los objetos circundantes están cubiertos de una sustancia color escarlata. De pronto, todo adquiere esa tonalidad. Me sumerjo en medio de una marea purpúrea. Me siento como Edvard Munch. Pero el caminaba a lo largo de un puente, yo  sólo intentaba bajar las escaleras. El iba con dos amigos, yo estoy solo. Estoy solo cuando, antes de morir ahogado, escucho EL GRITO, desgarrador y sangriento…de la mujer muerta que vi en el portarretrato.  

M.J.S.

       Escribo esto para el dulce efebo que vivió conmigo en cada uno de mis mundos/ mi mundo edénico paradisíaco/ bíblico coránico/ brahmánico chamánico/ diabólico divino/ cananeo filisteo/ hebreo griego/ hercúleo apolíneo/ socrático platónico aristotélico/ estoico elegíaco dionisiaco/ mi mundo/ tu mundo/ nuestro mundo/ este mundo inmundo       La primera vez te habías negado/ lo recuerdo bien/ era tan grande tu miedo/ tan inmenso como mi deseo/ pero fue algo espontáneo/ breve e inesperado/ Luego eras tú quien venía y pedía y medía/ y abría las compuertas del infierno que con su fuego fatuo nos llevaba al mismísimo cielo/ donde millares de ángeles se arrodillan ante el símbolo divino para rendirle pleitesía/ Así sentías el bálsamo maravilloso que caía sobro tu rostro: tu frente tus ojos tu nariz tu boca/ sobre todo tu boca/ adentro y afuera/ afuera y adentro/ muy adentro/ Al final tú sonreías/ alguna cosa decías/ algo que yo no entendía/ pero te veía y comprendía que aunque yo no era Verlaine y tu no eras Rimbaud/ era mía tu poesía/ tuya mi prosa/ y nuestro el verbo con su alquimia       El tiempo transcurrió/ el miedo a los otros se instaló en nosotros/ se sintió cómodo en un lugar tan cálido/ Las flechas envenenadas/ las balas perdidas/ las granadas ocultas/ dieron en el blanco/ nuestro amor estalló/ no encontramos los restos del cuerpo/ sólo quedaron las manchas de sangre en las paredes de mi cuarto y en los papeles en blanco que pinto o escribo      Yo no podía seguir invicto/ recorriendo el camino del guerrero solitario/ sin reposo/ sin descanso/ enfrentando a los otros/ a los enemigos acorazados/ a los soldados con carros blindados/ con tanques barcos y aviones/ dispuestos a destruirnos/ a dividirnos para vencernos/ para que luego al encontrarnos más viejos y más solos muramos/ estando vivos sin poder ser enterrados y olvidados      Ya no eras el muchacho tierno/ sin pelos en el pecho/ eras un hombre hecho y derecho/ juez y parte de esa unión de hecho y no de derecho/ que me dejó deshecho y maltrecho/ a la orilla del camino que conduce a un lugar que sólo existe en mi mente/ un lugar donde tú estás siempre presente/ nunca ausente      Una vez me dijiste que si algún director de cine español/ pretendía enseñarnos cuál era la mala educación/ le responderíamos desde nuestra calle/ desde nuestra acera/ con la verdad de los que se aman y luchan para defender su libertad/ Ahora debo recorrer mi camino en soledad/ con la tristeza de saber que mentiste aquella vez/ y muchas otras veces/ y también que una noche me negaste más de tres veces/ Fueron tantas tus mentiras y tantas tus traiciones…      Todavía recuerdo la batalla última/ en la que caímos rendidos cansados/ después de la pequeña muerte en la que renacimos y nos reconocimos como los elegidos/ Recuerdo el momento preciso en el que gritamos/ gritamos como dos locos/ como dos esclavos liberados/ como dos ángeles en rebelión que entonan la misma canción/ la canción del gozo el júbilo el frenesí/ borrachos con el vino de la pasión/ que conduce a la perdición/ a la perversión/ a la depravación/ la destrucción final /la aniquilación total      Recuerdo nuestras vacaciones en Sodoma / tomando el sol/ sobre la arena/ cerca de la playa/ leyendo alguna revista de moda/ tomando whisky con soda/ Luciendo un bronceado perfecto/ boca abajo/ desnudo mojado salado/ inclinado doblado doblegado/ entregado estremecido/ inventado reinventado/ profanado en lo más sagrado/ quemado incendiado/ sacrificado en el altar del pecado       Las vacaciones terminaron/ volvimos a la ciudad/ a la mentira/ a las poses/ a los chismes/ volvimos como buenos amigos/ como primos/ como hermanos / volvimos con todos los nombres posibles/ con todas las dudas/ con las noches y sus mañanas tempranas/ pero nunca los días
y sus noches/ con sus horas sus esperas/ sus tristezas sus alegrías/ Volvimos sin nosotros mismos/ porque nos perdimos en el camino/
     Sé que no volveremos a encontrarnos/ sé que nunca más seremos lo que fuimos/ pero igual te escribo en este día/ a esta hora tan fría/ al final del año/ en el otoño del patriarca bolivariano/ en medio de un temblor/ en plena convulsión/ cuando no puedo ni quiero ni siento/ cuando mis manos llenas de llagas no puedan tocar nada/ cuando el dolor de mis huesos/ la congestión de mis arterias/ la crisis de mis nervios/ me inspiran estos versos/ que reflejan el profundo temor que se que mañana se transformará en terror      El tiempo ha transcurrido/ mi amor está herido/ el hombre que amo no está conmigo/ ha partido/ me ha dejado en el olvido/ Un castillo erigido sobre la nada ha sido derribado/ ha quedado suspendido en el vacío/ el vacío que siento ahora que te has ido/ ahora que no estas a mi lado/Ahora debo luchar para mantener el faro encendido en lo alto de la montaña/ el faro que anuncia el peligro/ que no vaticina el milagro de tu regreso/ No sólo he envejecido/ también te he perdido/ y eso/ eso sí es estar jodido.

M.J.S.

      Si me dices que no…los pájaros seguirán cantando en mis mañanas tempranas, despertándome a la vida y a cada nuevo día para continuar con la misma rutina. Pensaré en ti camino al trabajo, sentado en un vagón del metro, soñaré despierto contigo y olvidaré mi estación de destino. Regresaré solo y perdido a buscarte en los lugares que no recorrimos. Llegaré tarde otra vez. Escribiré algunos versos en la computadora. Se marchitarán las rosas que están sobre mi escritorio. Las que no pude entregarte. Estaré todo el día distraído, abstraído. Seguiré parado frente a la ventana, con la taza de café en una mano y el cigarrillo encendido en la otra, quemando las ganas de olvidarte y alimentando el deseo de tenerte. Seré otro miembro de esta generación quemada. Mis pulmones estarán cada vez más negros, mis dedos más amarillos y el cáncer avanzando…corrompiendo cada una de mis células. Y mi voz como siempre, gastada por la tos y la ronquera que despierta conmigo cada mañana. Pero aunque no pueda hablarte, aunque tú no quieras escucharme, seguiré sentado junto a la mesita de noche; noche de insomnio, desesperado, intranquilo, fumando mi último cigarrillo; sí, el último como tantas veces lo he prometido, esperando que suene ese maldito teléfono. Pasaran los días… Tú seguirás con tus meditaciones trascendentales, transmitiéndome tus vibraciones desde cualquier lugar del planeta. Tus noches serán tristes. Te sentirás afligida por la culpa, como Eva cuando fue expulsada del paraíso que nunca existió. Caminarás descalza sobre los vidrios rotos de las botellas de ginebra que no bebimos. Cada mañana, desnuda en la playa, llena de nostalgia, inventarás una huida a la tierra prometida, una fuga a un mundo nuevo pero en el fondo serás la misma mujer perdida. Te sumarás a las filas de las mujeres solas que se rodean de mascotas para acompañar su soledad. O puede que envejezcas sola. Completamente sola. Te veré en algún café, agonizando con la tarde. Obsedida por el miedo de sentir miedo harás un viaje espiritual- quizás una regresión o tal vez una progresión- pero no llegarás a ninguna parte. No podrás encontrarte por el miedo a perderte, a perder el control y quizás la razón…Si me dices que no todo seguirá siendo igual…o quizás un poco peor… Los árboles del parque llorarán nuestra ausencia. Caerán hojas secas sobre los bancos y lágrimas sobre las hojas de un libro. Este libro. Se alargará el otoño. Habrá sequía en los desiertos y más hambre en los suburbios. Soñaremos despiertos con ser lo que nunca fuimos. Seguiremos perdidos, buscándonos en cada rincón de esta ciudad en llamas, sin poder contener el incendio porque un fuego más intenso arde y nos consume por dentro. Todas estas invectivas quedarán reducidas a cenizas. Prometeremos ser mejores, no traicionarnos; no cometer de nuevo los mismos errores; no reescribir historias tan tristes como esta. Vendrán otros a relevarnos, a ocupar nuestros puestos en el campo de batalla. Serán otros los que vencerán el miedo. Seguiremos esperando que acabe este verano. Sentiremos pena de nosotros mismos al vernos en la calle sin poder reconocernos. Estaremos más viejos y más solos, preguntándonos cuándo terminará este ciclo. Seguirán vacías las habitaciones de algunos hoteles. Habrá más violencia y más desgracia en todas partes. Los días serán cada vez más grises y las noches serán mucho más largas. Llegará el invierno y sentiremos el frío de la noche en nuestros huesos. Habrá hielo sobre los coches y sobre nuestros cuerpos entumecidos. Seguiremos enfermos. Nuestra ciudad se parecerá a la ciudad de los muertos. Iremos al Corte Inglés para comprar los trajes que nos pondremos en los funerales de nuestros corazones. Pero antes seremos llamados a juicio. El tiempo, ese juez tan implacable, nos acusará, nos condenará. Nadie nos defenderá. En el lugar de la falta se oirá el murmullo de nuestras voces queriendo gritar nuestra inocencia; pidiendo, rogando, implorando clemencia. Todo será en vano. Aunque nos declaremos culpables, no seremos exculpados. Como los ángeles caídos, nunca seremos perdonados.

<Mundo Inmundo es un libro diferente, escrito para escandalizar, para derribar los muros que ha erigido la “buena literatura”, tan alejada de nuestra cotidianeidad. Lo conforman un conjunto de relatos breves, densos, introspectivos; muy bien narrados, que tienen como protagonistas a los marginados, a los ignorados, a los perdedores natos, a quienes ya no pueden ver la luz en medio de tanta oscuridad. Son historias llenas de sordidez y absurdidad, para recordarnos, una vez más, que estamos a punto de ahogarnos en el mar de la mediocridad junto al resto de la humanidad.>