Inicio | Relatos | Poetas | Ensayo | Taller | Autor | A Quien Corresponda               


En busca de un nombre        

Enrique Alfaro Llarena

Venía hacia mí. A unos metros de  distancia su silueta de golpe me fue familiar. Alto, regordete, con su andar  cansino, despreocupado, tal como era cuando lo conocí, en la universidad.  Caminábamos en una avenida ancha, él de sur a norte, yo de norte a sur. Nos  acercamos un poco más y de pronto su rostro, a pesar de mis ojos, fue nítido.  Iba silbando, un tanto distraído, sin prisa por la acera.     

Recordé de golpe todo lo que sabía de  él, la música que escuchaba, los libros que leía, su interés por la historia, su  erudición en la Revolución Francesa. Era él. Apenas había cambiado en tantos  años. El mismo corte de pelo, casi al cero. Vestía como solía hacerlo en los  años universitarios: los pantalones vaqueros, la camisa a cuadros, los  mocasines. Lo recordé todo de él, menos su nombre. Faltaba sólo un instante para  que pasara a mi lado en la avenida y yo buscaba su nombre, me esforzaba,  escarbaba en la memoria.   

 No fuimos buenos amigos, pero nos  tratamos con familiaridad y confianza. Siempre fue educado, cortés. Convivimos,  hablamos, discutimos, teníamos amigos comunes. Sabíamos nuestros nombres,  quiénes éramos. Debimos de haber seguido tres o cuatro cursos juntos, ahora  juraría que al menos uno de Ciencias Políticas y otro de Derecho, tal vez de  Economía Política.   

 Pasó a mi lado en la avenida y yo lo  miraba, esperaba que me reconociera. Nos hubiéramos saludado y conversado un  momento. Tal vez nos hubiéramos preguntado cuántos años han pasado desde la  última vez que nos vimos. ¿Tienes hijos? ¿Vives por aquí? ¿A qué te dedicas? Que  te vaya bien, nos hubiéramos dicho.   

 Pasó  a mi lado y acaso él no sólo ha olvidado mi nombre sino que tampoco me  reconoció. Yo no le hablé porque no sabía su nombre. Pasó a mi lado tal vez sin  verme y cada uno siguió su camino. Se hizo un hombre sin nombre. Después de  tantos años la memoria guardó su rostro, su manera de vestir, algunos rasgos de  su vida, pero no su nombre.

 

 Seguí mi camino, no volví la mirada. No  era necesario. Yo no quería hablar con él y no buscaba una silueta, yo buscaba  un nombre. No lo he encontrado. La memoria es un misterio, un prodigio, una  condición de vida, un laberinto caprichoso, un pozo oscuro y la fuente primaria  de la identidad. Sin la memoria, sólo seríamos cada instante, presencia efímera  sin rastro, como una flor en el rosal o un pájaro en vuelo. Aquel suceso en la  avenida no tendría la menor importancia si no fuera porque han pasado los días y  aún sigo buscando, inventando, recordando un nombre.   


Inicio | Relatos | Poetas | Ensayo | Taller | Autor | A Quien Corresponda


Escritor mexicano


Enrique Alfaro Llarena. Nació en la Ciudad de México en 1961. Es narrador, pero se ha ganado la vida como editor, profesor, gestor cultural y consultor en comunicación. Ha publicado artículos sobre literatura, música y cine en diarios y revistas. Ha hecho un programa en la televisión cultural y ha comentado libros en la radio. También escribe con estilográfica y pocas cosas le gustan más que teclear en su máquina de escribir mecánica. Es director de Leer y Escribir S.C. y cultiva los talleres de lectura por celebrar la amistad y compartir la experiencia del goce de la literatura.


Enrique es colaborador distinguido de Literatura Virtual.

Conozca sus trabajos




 Contador de visitas para blog

*