PALABRAS

Escribir la palabra exutorio es escribir palabras raras. Hay quien entiende la actividad literaria así, como una herida supurante con fines curativos.

LIBRE PENSAMIENTO

En nuestra cacofónica sociedad de la libertad, cuya virtud mejor pagada es la de ignorar la libertad hasta lograr reducirla a humo, la libertad intelectual es eso, una sombra.

Una sombra, para entendernos, sin acera.

Menudo cuento con el arte a cuestas

Cada día el Arte sirve de alimento al Pato salvaje que luego es servido sobre una bandeja de plata en la corte del rey del cuento, cuya glotonería no tiene fin. Lo increíble es que siempre se sirve en el desayuno, cuando eso de: “la glotonería no tiene fin”, sólo es un decir. Es por esta razón que el Pato y el Arte acaben cada mañana en las entrañas de los perros guardianes de la corte del rey del cuento, tan codiciosos siempre de felicidad.

Al pie de Nicolas Staël

La naturaleza actúa, modela la forma siempre incipiente de ser, hora viajando desde la disgregación hacia la agregación, hora desde la agregación hacia la disgregación, en un viaje utópico. No persigue la perfección de la materia, ni siquiera un paradigmático estado fraternal de relaciones universales entre las formas. A la naturaleza inocente le pasa con respecto a la vida lo que al agnóstico con respecto a Dios, ni tan siquiera es capaz de plantearse la mera posibilidad de su existencia. Pero mientras que Dios sólo es posible en términos poéticos, la vida tiene, en términos humanos, y ahí esta el frente, visos de realidad, siendo ésta, a su vez y paradójicamente, nada más que un apéndice de aquella.

Nota al poema de Jack Landes

 -Temo confundir el barro con las rosas- Este verso parece decir en su primer acto: “ Temo confundirme, equivocarme, sufrir las consecuencias de un error, errar en la vida, desperdiciar la vida, ect. Temer y confundir se sustantivan, pasan a tomar el papel de sujeto paciente en la obra de la vida. E incluso se elevan a posición de nomos de la realidad, filosofía de vida, forma de pensar la realidad humana en términos del deber y sus consecuencias. En el segundo acto se comparan dos símbolos. El primero, el barro, posee connotaciones de carácter religioso o de carácter folklórico. Por su morfología, es materia blanda y moldeable. Es materia creativa para el hacer humano. Sin embargo, desde una perspectiva biológica, es materia inerte, su potencial biológico es indirecto. En este sentido no parece un elemento creador de vida. El segundo, la rosa, posee connotaciones folklóricas laicas. Carece de los atributos del barro para servir de material productivo del hacer humano, aunque sea cierto que puede ser podada y guiada para crear formas ambientales y decorativas. Sin embargo sí es reproductora, genera vida de su misma especie: engendra.

El barro perdura, la rosa engendra.